Es lo primero que recordé al ver a las criaturas de "Don't be afraid of the Dark": Son la versión fea de los Pixies de Harry Potter. Como sea, la película me parece carente de una atracción real para quien la está observando, desde que sale la primer criatura que es más fea que ver a tus papás haciéndolo te das cuenta que es mala, que no es la única y que no quieren a la gente. Desde entonces te pinta a que puedes apostarte el final con tus amigos. Katie Holmes deja (como hasta el momento, en mi opinión) muchísimo que desear de su trabajo de madre incrédula, al igual que Guy Pearce.
Pero vamos, no todo está tan mal: Bailee Madison muestra un talento nato en esta película. La música, la combinación que crea con el ambiente en que se filmó la película es genial; definitivamente, puliendo un poco más (¿o se pasó de pulida?) la idea, se hubieran obtenido mejores resultados.