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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
8
Comedia. Romance. Fantástico Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
15 de mayo de 2011
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los créditos del cine de Allen son uno de sus sellos de identidad. Cuando entras en la sala, esperas que se apague la luz y la pantalla se vuelva negra para alojar las letras blancas que te detallan, por orden alfabético, el reparto, siempre extenso, mientras suena una hermosa música.
Medianoche en París es diferente. No hay fundido negro, ni letras. Allen nos hace de guía por París. De la mañana a la noche, con sol y con lluvia. La ciudad de la luz iluminada. Y tras esta minuciosa presentación del escenario, entonces sí. Fundido negro y letras blancas, pero sin música. Lo que oímos es una conversación, y, de golpe y porrazo, toda la belleza atesorada en las pupilas se va por el desagüe al ver un primer plano de la aplastada cara de panoli de Owen Wilson. La felicidad no es eterna.

A partir de ese momento Wilson, aunque nos pese, se convierte en nuestro cicerone por la mágica noche estrellada. Al sonar las doce campanadas, cual Cenicienta, Wilson entra en un mundo mágico. Cole Porter, sentado al piano, canta “Let’s do it (Let’s fall in love)”. Y tú claudicas y piensas “de acuerdo, ¿por qué no?”
Un pensamiento nos mete en situación: Ustedes lo encuentran todo normal porque son surrealistas.
La mejor manera de hacer turismo es dejarte guiar por las personas que habitan el lugar visitado, y todos los que aquí aparecen son tan ilustres… menudo espectáculo.

Merece la pena adentrarse en este divertido cuento fantástico, exquisitamente ambientando. Merece la pena soñar bajo la noche estrellada, aunque sea al lado de Owen Wilson y aunque se eche de menos un poquito más de la recalcitrante mala leche de Allen (genial el momento “Ángel exterminador”)

A destacar un divertidísimo Adrien Brody dando vida nada menos que a Dalí.
VALDEMAR
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