Debemos avisar de antemano que no es una serie de horror/terror al uso, que impacta por su efectismo a las primeras de cambio. Es una historia que necesita de varios capítulos para poder llegar a asimilar todo lo que estamos viendo.

Unos personajes tremendamente complejos, con un pasado que no se desvela milimétricamente hasta casi el final. Unas historias entrelazadas que muy poco a poco nos van sumergiendo en esa malsana atmósfera que se respira en la casa maldita.

La ambientación está realmente lograda, con esa sensación de vivir en un Halloween permanente en el cual no sabemos que papel acabará desempeñando cada personaje que por allí pulula debido a las múltiples máscaras que utilizan.

El casting es ciertamente de lo más acertado, con algunos jóvenes actores que darán mucho que hablar en el futuro. Y qué decir de la exquisita Jessica Lange, recuperada aquí para la causa y bordando un papel en el que mezcla a la perfección esa doble faceta de femme fatale sureña y madre coraje. Ella es desde luego la auténtica reina de la función.