Tal vez sea una obra rompedora. Tal vez marque un antes y un después en la historia del cine o se convierta en una obra de culto. Tiene potencial para ello.

Pero a mí de momento no me lo parece. Y no porque no le encuentre interés a lo que me cuenta, sino por la forma en que lo hace. Es decir, estoy de acuerdo en que la idea principal de "Kynodontas" es su mayor baza. Conceptualmente sencilla, incluso carente de sutileza en algunos puntos, pero en la práctica muy interesante y retorcida.

Lo que ya no me convence tanto es la ejecución. Es muy reiterativa. Es más, durante una hora entera no hay argumento, no avanza nada, Lanthimos se dedica a encadenar escena tras escena de la particular vida diaria de los personajes. El interés en ir conociendo cómo funciona su mundo se convierte en aburrimiento a base de repetir las excentricidades; y por mucho que se empeñe esto no sirve para llegar a conocer a los personajes y ahondar en su experiencia, sólo es una vuelta de tuerca eterna al concepto, algo que ya conocemos. Hay gente que se queja de que esta película es aburrida. Muy bien, pues para mí esta parte por lo menos lo es. Lo que me aporta se agota demasiado rápido. ¿Cotidianeidad? Pues sí, pero mal llevada. Debería estar aplaudiendo la obra por darme a conocer cómo viven los personajes y meterme en su mundo, no quejándome por mostrarme una hora de escenas sueltas en las que no se hace más que enfatizar sobre lo ya dicho.

Tampoco me convencen del todo sus extravagancias y escenas "fuertecillas". Ante estos casos, siempre estoy con un pie en la genialidad y otro en la provocación barata; "Kynodontas" por momentos convence en su propósito, pero en otros lo único que logra es hacerme pensar en la poca sutileza del director para entrar a provocar. Hay una escena en especial que me cabrea, en la que la cámara se fija en una pantalla de televisión partida por la mitad en la que se ve una felación explícita. Ante estas situaciones, me pregunto si realmente esto me tiene que escandalizar. Porque lo que es provocarme, no me provoca ninguna sensación, no me muero por ver una grabación pornográfica insertada en una película, ni me parece tan grotesco que deba apartar la vista, nada.

Sin embargo, todas las carencias fruto de la desidia y de las ganas de provocar se ven compensadas por una emocionante media hora final en la que ¡por fin! se cuenta algo nuevo.