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Estados Unidos Estados Unidos · New York
Voto de Lucien:
8
Cine negro. Intriga. Drama Los Ángeles, 1937. El detective Gittes, especializado en divorcios, recibe la visita de la esposa de Mulwray, el jefe del Servicio de Aguas de la ciudad, que sospecha que su marido la engaña. Al mismo tiempo, Gittes descubre que los agricultores acusan a Mulwray de corrupción por su negativa a construir un pantano que paliaría la sequía que sufren. Poco después, el escándalo salta a la prensa, pero la cosa se complica cuando una mujer ... [+]
28 de octubre de 2009
148 de 155 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco queda por añadir a las ya atinadas opiniones de mi compañeros. Simplemente apuntaré alguna apreciación personal a lo ya comentado.

Sobre si la película responde al género negro o no, creo que cabría matizar. Si tomamos en consideración la estética tópica del género (el blanco y negro, la base literaria llena de personajes planos), nos daremos cuenta de que es una reelaboración contemporánea de sus premisas, con mucho de diálogo intertextual. No aspira a ser una resurrección de los viejos moldes. Existe una muy visible visión setentera de lo que es el detective privado, una clara inversión del rol de mujer fatal y un mensaje final con un cierto trasfondo político e ideológico.

En el Los Angeles de los años 30, se refleja la corrupción americana de los 70. Hablamos de los Estados Unidos que desolan Vietnam, de la época en que se destapa el Watergate, en que la Operación Cóndor arrasa con los sueños democráticos de Chile. La fecha en que se crean las Torres Gemelas y en que comienza a crecer con fuerza el conflicto en Oriente Medio. Lo que en Chinatown es el agua, hoy día es el petróleo. Y esto hace del film algo muy actual.

Viviendo en Los Angeles, se me hace que Polanski hace consciente o inconscientemente una transferencia de la corrupción de los setenta en el marco siempre idealizado de los años 30. Por decirlo de algún modo, va a la fuente de la corrupción que le era contemporánea.

Esta ciudad hoy día de casitas unifamiliares, entonces era un desierto de facto, un páramo desconcertante que aunaba chalés, estrellas, valles y arenales, un paraíso ficticio hecho a la medida de los dandys y capitalistas sin escrúpulos. El monstruo, el laberinto sin resolución, que es hoy esta ciudad proviene de esa frase de Huston: "Haremos que el agua vaya a los valles y los vallen vayan a Los Angeles". Dicho y hecho. No fue la ciudad, la civilización, la que fue al encuentro de los valles, fueron los valles los que se tragaron a mordiscos una ciudad desmembrada. La ciudad del sueño americano, la cuna de la artificalidad, se convirtió en una ciudad sin personalidad, cosida a base de pegar intereses particulares.

No es casual que LA sea la metáfora del caos en muchas de las grandes películas (desde Chinatown hasta Terminator). No es casual que Polanski resuelva su ficción de una manera nueva.

El personaje de Huston eran los Estados Unidos. Y su ambición resonaba en Chile y en Vietnam.
(Sigue en Spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lucien
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