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Estados Unidos Estados Unidos · New York
Voto de Lucien:
6
Drama Carol (Clara Lago), una adolescente de madre española y padre norteamericano, viaja por primera vez a España con su madre (Barranco) en 1938. Su padre, a quien adora, es piloto de las Brigadas Internacionales. Cuando llega al pueblo materno, se encuentra con una familia que, además de vivir bajo el yugo de los convencionalismos, oculta muchos secretos. Pero Carol, de carácter rebelde, se opone a la rigidez de ese mundo que le resulta ... [+]
17 de febrero de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El viaje de Carol" sigue el testigo de películas como "Secretos del Corazón", "La lengua de las mariposas" o "El espíritu de la Colmena" . Tiene elementos interesantes pero que terminan por perderse por lo que entiendo un enorme debilidad en la dirección y en el guión de la cinta.
Es algo extraño: el espectador observan atisbos de algo bueno que no termina de resolverse con criterio y concluye, con lástima, que Uribe no supiera rematar mejor la jugada.
Los atisbos, esos buenos mimbres que señalo, básicamente se centran en la interpretación de los chicos. No sólo Clara Lago y el fantástico Juan José Ballesta, sino que todos los jóvenes actores dan una inusitada vitalidad y frescura al relato. Aquí en los Estados Unidos, no sólo sus diálogos, sino incluso sus meros rostros producían una gran impresión. Entre los actores maduros, cabe destacar a Álvaro de Luna y a Rosa María Sardá (ésta última por encima de la media de sus habituales películas). Sin embargo, a pesar de tener buenas interpretaciones en general hay algo de impostado en la actuación de los personajes adultos, algo envarado, tieso, que camina forzado hacia un melodrama sin sentimiento.
Asimismo, esa declarada dirección al Óscar con personaje americano incluido, resulta enojosamente forzada, metida con calzador. La mentira que Caro fragua para su padre, la historia de Timo, ciertos elementos de guión se quedan como descolgados o rematados con brusquedad.
Una nota de artificialidad domina durante todo el metraje y se ejemplifica en el bigote impostado de Carmelo Gómez. Todo resulta demasiado amanerado, como apelando a la lágrima por encima de la habilidad narrativa.
Sin duda, el espectador proclive podrá echarse su lagrimita, y lo hará aunque la torpeza del relato no permita tiempos, poesía, para ello (con María Barranco haciendo de una madre enferma inverosímil). Lo habitual será que el espectador medio asista a la evolución de la historia con cierta frialdad, con ganas de participar emocionalmente en la historia de esa deliciosa y rebelde Carol, sin que pueda hacerlo.
Efectivamente, todo suena a repetido, a típica película revisionista de posguerra, con unos malos bien fascistas (por favor, nada de complicación psicológica) con el típico descubrimiento del mundo a través de los ojos de un niño y el ya tradicional símbolo de aves, gusanos, etc.
Finalmente, no querría cerrar sin mencionar la banda sonora, muy buena, aunque a veces no engarce bien con el montaje.
Lucien
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