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Estados Unidos Estados Unidos · New York
Voto de Lucien:
7
Documental Largometraje documental sobre el denominado “Black Panther party”, despertar cultural y político para la raza negra. El documentalista Stanley Nelson, trabaja con material de archivo, utilizando las voces de las personas que estaban allí : policías, informantes del FBI, periodistas, defensores y detractores, blancos y “black panthers” que permanecieron leales al partido, o salieron de él. (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La rehistorización afroamericana está de enhorabuena. En los últimos años, puede palparse, quizá como agudo contraste a la pervivencia de la brutalidad policial, una revalorización del gran aporte cultural de la comunidad negra estadounidense. Así, junto a series y documentales que exploran la crónica artística del hip-hop, han comenzado a salir a la luz abundantes publicaciones sobre el legado de la Panteras Negras. A ellas debemos sumar ahora el documental firmado por Stanley Nelson.
Nos encontramos ante un trabajo recomendable como introducción a un capítulo fascinante, complejo y problemático de los Estados Unidos. Sin embargo, más allá de la atención a figuras importantes (el director no olvida a Huey Newton, Bobby Seale, Fred Hampton, Eldridge y Kathleen Cleaver) y más de una declarada intención de imparcialidad, lo que queda del documental para quien algo ha leído sobre el tema es la sensación de superficialidad y, me atrevería a decir, incomodidad política. El director pasa reiteradamente por encima aspectos importantes de la narrativa de los Black Panther. Hay una impresión general no solo de déjà vu, sino de no querer mojarse. Parece un automóvil que ya en marcha echara el freno y volviera marcha atrás. Y uno se pregunta por qué el filme omite las razones de la detención de Newton, por qué omite el caso de Jean Seberg que tanta repercusión internacional tuvo en su momento, los sucesos acaecidos en UCLA y en los que parece reiterarse la pauta de los episodios de Illinois, por qué se evita hablar con más claridad de los disturbios de Watts o por qué se pasa por encima de las conexiones estructurales entre Black Panther y la lucha cubana, la causa de Malcolm X, la lucha de Angela Davis y su Critical Resistance. Son demasiadas la omisiones (y tan ideológicamente relevantes) como para achacarlas a una limitación de tiempo. Es como si, para hacer el producto más digerible a las mentalidades acomodaticias de la clase media de PBS, se prescindiera de la dimensión política de la que se origina el movimiento. Por todo ello, la meritoria contribución de Nelson se queda al final a medio camino: una introducción valiosa, pero de poco recorrido.
Lucien
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