Eastwood, invisible maestro de ceremonias -pues no aparece como actor- en este recorrido por la batalla de Iwo Jima desde el “plano americano” nos obliga, nuevamente, a aflorar la emoción en esta mitad del díptico cuya otra parte es la también notable y quizá algo mejor CARTAS DESDE IWO JIMA. Como miembro de esos últimos mohicanos que son los directores clásicos, vuelve a demostrar que es digno de tal hermandad.

Reflexión bélica y post-bélica sobre la heroicidad verdadera y falsa, así como sus consecuentes tejemanejes en nombre de la esperanza (y del dinero, para bien y para mal). Maravillosas secuencias bélicas en las que los americanos luchan contra un cuasi-invisible enemigo oculto en trincheras y en la oscuridad, alternadas con secuencias híbrido de EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE y LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA: La odisea de unos soldados devenidos Mesías sin pretenderlo en aquel crucial y final año para la Segunda Gran Guerra que fue 1945, sus cuitas internas y sus orgullos. Unos hombres convertidos en antagónicos jinetes de aquellos cuatro heraldos del Apocalipsis.

A DESTACAR: Los planos subjetivos de los aviones americanos atacando la isla: Breves pero impresionantes. Las fotografías reales de la batalla, de sus protagonistas y de la isla en los créditos finales: Vale la pena esperar a que acaben los créditos.

A DISCUTIR: La narración no cronológica y compuesta de continuos saltos en el espacio-tiempo. Personalmente no me molestó, pero creo que no les falta razón a quienes dicen que no es precisamente la más adecuada.