Clark Johnson, director que hasta la fecha ha destacado más en televisión que en cine, nos ofrece este thriller de corte clásico, cuyo guión está perfectamente elaborado en torno a tres pilares fundamentales: un romance arriesgado y peligroso, la caza de un topo y una trama para acabar con la vida del presidente de los Estados Unidos. El doblemente oscarizado Michael Douglas es el protagonista, un veterano agente secreto que en su día salvó la vida de Ronald Reagan y que en la actualidad se ve acuciado por un sinfín de problemas, hasta el punto de que es acusado formalmente de conspirar contra su presidente, por lo que se verá perseguido por el mejor perro de presa del momento, don Kiefer Sutherland, que emula su papel del mayor héroe televisivo de la actualidad, Jack Bauer de "24", sólo que en esta ocasión nunca se sale de la legalidad. El conflicto entre ambos personajes, antaño íntimos amigos y ahora enemigos irreconciliables por un asunto de faldas, es lo mejor del film, pues su sola presencia en pantalla confiere gran encanto a la historia, poder que sólo tienen los grandes actores. Del resto del reparto destacar a la siempre elegante Kim Basinger, muy propia en su rol de primera dama y a la exhuberante Eva Longoria, que va despertando pasiones por donde quiera que pasa. El mayor problema de esta producción es que padece el mal endémico de la mayoría de thrillers de acción norteamericanos: un desenlace facilón y poco satisfactorio. En cuanto el público conoce la identidad del topo, el relato pierde bastante interés, algo que Johnson intenta paliar con una sucesión de tiroteos y persecuciones a pie, muy poco espectaculares, con lo que no consigue su propósito. Pero, a pesar de que el tramo final no está a la altura del resto de la película, "La sombra de la sospecha" es un film de suspense muy entretenido que a buen seguro hará pasar un buen rato a todo espectador que decida su visionado.