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Voto de El Extranjero :
3
7,1
10.764
Intriga. Thriller
En Nueva York, Babe Levy (Dustin Hoffman), un universitario que está haciendo el doctorado en la Universidad de Columbia y que pasa parte de su tiempo libre preparándose para correr maratones, conoce a Elsa, una extraña mujer suiza con la que inicia una relación amorosa. (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Marathon Man' tiene uno de los mejores arranques que recuerdo. Entre dos ancianos nace un arrebato de rabia (uno era judío y el otro un antiguo nazi) y se ven en medio de una delirante, desatada y entrañable carrera automovilística.
El enfrentamiento enfebrecido como reivindicación de licencia para todo, que ya mucho he vivido yo como para que ahora venga alguien y me pise, se dirá cada uno de ellos. Además dicha beligerancia supone una dulce fantasía hecha realidad para ambos; hace demasiado ya que ninguno de los dos sentía la vigorosa emoción de un emocionante enfrentamiento. El destino les quiso deparar una excusa para revitalizar su exiguo espíritu, una última aventura con la que poner colofón a unas almas a las que ya les tocaba despedirse de este mundo.
Escena maravillosamente filmada, divertida y triste a la vez, magnífica.
Ahora bien, la película tiene poco más. Absurdos enredos, eso sí adornadas con la mejor atmósfera imaginable para un thriller, seca, cortante, sórdida y violenta (no es que los thrillers de ahora sean todos malos pero los de esta época tenían ese ambiente que los de ahora ya no tienen) pero insustanciales, poco gratificantes. No es una película aburrida pero bajo mi opinión tampoco tiene nada para resultar memorable. Rescato la elegante arrogancia de los secuaces del nazi Szell, al propio Szell (aunque para disfrutar con el Laurence Olivier más retorcido recomiendo con apremio verse 'La Huella') y la buena dirección.
El enfrentamiento enfebrecido como reivindicación de licencia para todo, que ya mucho he vivido yo como para que ahora venga alguien y me pise, se dirá cada uno de ellos. Además dicha beligerancia supone una dulce fantasía hecha realidad para ambos; hace demasiado ya que ninguno de los dos sentía la vigorosa emoción de un emocionante enfrentamiento. El destino les quiso deparar una excusa para revitalizar su exiguo espíritu, una última aventura con la que poner colofón a unas almas a las que ya les tocaba despedirse de este mundo.
Escena maravillosamente filmada, divertida y triste a la vez, magnífica.
Ahora bien, la película tiene poco más. Absurdos enredos, eso sí adornadas con la mejor atmósfera imaginable para un thriller, seca, cortante, sórdida y violenta (no es que los thrillers de ahora sean todos malos pero los de esta época tenían ese ambiente que los de ahora ya no tienen) pero insustanciales, poco gratificantes. No es una película aburrida pero bajo mi opinión tampoco tiene nada para resultar memorable. Rescato la elegante arrogancia de los secuaces del nazi Szell, al propio Szell (aunque para disfrutar con el Laurence Olivier más retorcido recomiendo con apremio verse 'La Huella') y la buena dirección.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cosas sin sentido:
-¿Qué necesidad tiene Szell de pasearse por el barrio judío para tasar sus diamantes? Podría haber ido a cualquier otro sitio. Una secuencia innecesaria.
-¿Por qué en vez de montar todo ese tinglado no va a su caja fuerte, rodeado de hombres y mira a ver si están ahí o los saca si quiere?
- Al final, cuando Hoffman se enfrenta con Szell, ¿no era más fácil haberle disparado al principio de la escena final y haberse quedado con las joyas? Se alude a que no era capaz de efectuar el disparo a sangre fría -lo cual no deja de ser absurdo- por una parte porque está claro que tendría que dejar de algún modo fuera de combate a Szell para que este le dejara de perseguir, y por otra, porque le obligó a ir tragándose los diamantes, proceso que le acabaría dando muerte de todos modos. La gracia parece estar en desperdigar diamantes en esa torre de canalización. No obstante, con el fin del altercado, yacía Szell muerto al pie de la escalinata que da al agua, al lado del maletín de las piedras preciosas abierto y ligeramente sumergido con aún media centena de dichas piedras en su interior. Digo yo que al menos podría haberse quedado con alguna. Yo estaría dispuesto a hacer submarinismo en esa cloaca sesentera llena de mierda, podredumbre y piltrafa varia ante solo el menor rumor de que a alguien se le había podido perder por ahí tan solo un minúsculo diamantito de esos. Y Dustin no daba la impresión de tener unos ingresos muy superiores a mi humilde jornal... así que no entiendo muy bien su actitud.
Solo esta tontería valdría para plantarle un uno a esta película, y si fuera del año 2012, por ejemplo, seguro que lo haría, al no poseer esa atmósfera tan sucia, sugerente e impactante propia del thriller añejo.
-¿Qué necesidad tiene Szell de pasearse por el barrio judío para tasar sus diamantes? Podría haber ido a cualquier otro sitio. Una secuencia innecesaria.
-¿Por qué en vez de montar todo ese tinglado no va a su caja fuerte, rodeado de hombres y mira a ver si están ahí o los saca si quiere?
- Al final, cuando Hoffman se enfrenta con Szell, ¿no era más fácil haberle disparado al principio de la escena final y haberse quedado con las joyas? Se alude a que no era capaz de efectuar el disparo a sangre fría -lo cual no deja de ser absurdo- por una parte porque está claro que tendría que dejar de algún modo fuera de combate a Szell para que este le dejara de perseguir, y por otra, porque le obligó a ir tragándose los diamantes, proceso que le acabaría dando muerte de todos modos. La gracia parece estar en desperdigar diamantes en esa torre de canalización. No obstante, con el fin del altercado, yacía Szell muerto al pie de la escalinata que da al agua, al lado del maletín de las piedras preciosas abierto y ligeramente sumergido con aún media centena de dichas piedras en su interior. Digo yo que al menos podría haberse quedado con alguna. Yo estaría dispuesto a hacer submarinismo en esa cloaca sesentera llena de mierda, podredumbre y piltrafa varia ante solo el menor rumor de que a alguien se le había podido perder por ahí tan solo un minúsculo diamantito de esos. Y Dustin no daba la impresión de tener unos ingresos muy superiores a mi humilde jornal... así que no entiendo muy bien su actitud.
Solo esta tontería valdría para plantarle un uno a esta película, y si fuera del año 2012, por ejemplo, seguro que lo haría, al no poseer esa atmósfera tan sucia, sugerente e impactante propia del thriller añejo.