Más allá de que no me atrapa la forma de la que está desarrollada la premisa, encuentro del todo inconcebible el 'cariño' que de repente desarrolla el secuestrado por el repelente personaje interpretado por Jon Seda. Esta realidad hace que a pesar de los excelentes paisajes sea absolutamente imposible disfrutar con nada de esta película. Además el conflicto moral es manido, buenista y carece de la menor hondura. En definitiva, Cimino se va por la puerta de atrás.