O no, quién sabe. Hay que ver la película, a ser posible sin saber nada del argumento. Lo que sí es conveniente es tener algún conocimiento sobre póquer, aunque no es estrictamente necesario. Si eres aficionado, te apasionará.

¿Quién dice que Steve McQueen no está convincente? Tiene delante al titán Robinson y ahí está, disputándole la corona de rey. Las chicas son explosivas, cada una a su manera, pero lo de Ann-Margret (a quien siempre había visto de chica buena) está más allá de las palabras; se come la pantalla y a cualquier hombre que se le cruce. Y, hablemos claro, ¿quién se resistiría?

«El rey del juego» (aunque me gusta más el título original) resulta ser un homenaje a las cartas. El resto de trama funciona sólo y exclusivamente en la medida en que puede influir en la partida en cuestión, ya que el ánimo, las tensiones, los deseos y sentimientos también juegan al póquer. A mi la introducción me parece, sinceramente, de lo mejor; el desarrollo baja el nivel, pero luego remonta cuando está sentados a la mesa. De verdad: la última mano, ese duelo casi de western, es para verlo una y otra vez, y luego debatirlo otras tantas. Así que recuerde, la mejor escena de juego que haya visto.

El conjunto me ha gustado, aunque el final me parece bastante abrupto. De todos modos, creo que entretiene y engancha. El carisma de los actores y la banda sonora también influye.