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España España · Málaga
Voto de Kaori:
7
Cine negro. Intriga Un agente de la policía de narcóticos (Heston) llega a la frontera mexicana con su esposa justo en el momento en que explota una bomba. Inmediatamente se hace cargo de la investigación contando con la colaboración de Quinlan (Welles), el jefe de la policía local, muy conocido en la zona por sus métodos expeditivos y poco ortodoxos. Una lucha feroz se desata entre los dos hombres, pues cada uno de ellos tiene pruebas contra el otro. (FILMAFFINITY) [+]
28 de enero de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que Orson Welles nos engaña un poco con esta película. Sí, para qué negarlo. Nos miente, incluso, pero lo hace tan bien, tan bien que yo, la verdad, acepto su mentira y encima le doy las gracias por haber hecho trampas.

Siendo sinceros, esta historia no tiene nada. Es evidente que todo el guión está cogido con alfileres; no creo, sin embargo, que sea rematadamente absurdo, o al menos no todo, pero sí que está a un paso de la completa mediocridad. La lástima es que la trama no se centre en la investigación pura y dura del atentado que desencadena la película: la oposición entre Vargas y Quinlan se desvanece en favor de un plan entre mafiosillos al que hay que darle muchas vueltas para que uno le encuentre lógica. Además, por esto mismo, un personaje tan prometedor como el detective Vargas pasa a un imperdonable segundo plano. Demasiado narcisismo el de Welles.

Dicho esto, ¡que portento de dirección! Y ahí está el engaño. Entiendo que muchos no valoren un envoltorio tan maravilloso al carecer de una buena historia... pero creo sinceramente que en este caso prima la forma sobre el fondo, ya que la propuesta de Welles es demasiado impactante como para menospreciarla.

Yo me quedo con esos encuadres imposibles, con una fotografía de atmósfera agobiante, haciendo de una película de cine negro más negro aún; con los movimientos de cámara, con esos primeros planos que sirven siempre a un propósito; con una banda sonora que imprime carácter, con todo el arte y la creatividad que se desborda ante nuestros ojos, constantemente, casi sin darnos cuenta, y siempre desde lo clásico, lo que tiene aún más mérito. Orson Welles hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere, y eso se nota.

También hay que destacar a unos actores espectaculares: el propio Orson Welles, que en más de una ocasión parece estar hablando de sí mismo, una muy bella Janet Leigh y un potentísimo Charlton Heston que es pura testosterona; lo bueno es que Welles parece darse cuenta del hombre que tiene delante y se preocupa por lucirlo todo lo que puede: esas gafas de sol... en fin.

Interesantísima película, digna muestra del cine clásico, a pesar de todas sus luces y todas sus sombras. Gracias, Orson, por engañar tan bien.
Kaori
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