La imponente presencia de la siempre hermosa Sophia Loren es el principal condimento de esta cinta la cual, despliega todo su talento para solventar algunos vacíos argumentales evidentes, que hacen que El cuchillo en la herida o Un abismo entre los dos no tenga mejores resultados finales, a pesar de una interesante historia, y de una adecuada y limpia imagen en blanco y negro que resalta aún más la belleza de la diosa italiana. Ella lo es todo, ayudada mas bien poco por un Perkins apenas correcto, con algunos chispazos del talento que lo catapultó un par de años atrás en su papel coyuntural en Psicosis; y menos por un opaco Gig Young, disminuido en un rol cero convincente.La película, sin embargo, te mantiene prendido, por el ritmo que Litvak impone, y el adecuado hilo conductor hasta ese apresurado final donde sabe a poco para lo que fue el film. Por lo pronto, y se confirma acá, la película es un vehículo para deleitarnos con la Loren. Y quedamos satisfechos, sin importar los demás pequeños detalles, ya que Sophia es Sophia y es una delicia verla.