Lo bueno de los cuentos es que divierten, encantan, te hacen sentir, y además, enseñan. Y, bueno, no me hizo falta leer mucho sobre La novia cadáver para saber que era un cuento (leí que Tim dijo alguna vez que la historia estaba inspirada en un cuento ruso, o de pa’ ahí). Un cuento sobre la muerte, sobre los muertos y su mundo. Y Tim se basaría en ese cuento para crear una nueva historia en la que no sólo el mundo de los muertos es cercano y bondadoso, sino también apetecible. Ya que lo enfrenta a un mundo vivo que está muy muerto, muy gris, muy triste, en el que la ausencia de libertades es el pan nuestro de cada día, así como las riquezas y las cajas fuertes. En este mundo tan fúnebre viven Víctor y Victoria, dos jóvenes que no se conocen y que se van a casar por obligación de sus partes. Parece que el amor surge pronto entre ellos, aunque nunca se hubieran visto… pero es que el tema del amor en esta película… es, cuanto menos, raro. Parece que nadie es capaz de amar o que quien lo intenta fracasa, según nos muestra Burton. Se supone que Víctor y Victoria se quieren, pero no son capaces de demostrarlo. Las parejas paternales tampoco es que muestren mucho amor, y la novia cadáver, una dulce heroína romántica, tiene pequeños instantes de pasión que parecen decir que realmente quiere a Víctor, pero vamos… yo diría que el tema del amor en este cuento burtoniano brilla por su ausencia, no sé si porque realmente así tiene que ser o porque fallaron en plasmar este sentimiento. Por otro lado está el mundo de los muertos, que se entremezcla con el de los vivos cuando Víctor le recita sus votos por error a la novia cadáver. El mundo de los muertos es azul, es rosa, rojo, verde… es una taberna llena de amigos y con buena música.
La buena música de esta película es casi otra película. Todos los momentos en los que la música aparece (casi durante toda la película), están cargados de sentimientos, de lirismo, son muy expresivos… La música habla más que los monigotes en esta película, expresando todo lo que se nos podría escapar o todo lo que no se pudo decir con palabras. La música también cuenta una historia, y en ella también vemos clara la diferencia entre los dos mundos: el de arriba, con tintes clásicos y orquestales, el de abajo, plagado de jazz y ritmos más originales. Tanto arriba como abajo se producen sendas escenas ante un piano, otro, por así decirlo, de los personajes de esta película. El piano en especial es la boca de los personajes en dos momentos muy importantes de La novia cadáver.
Y todo esto aderezado con miles de detalles entrañables, toques de humor, muchas ironías, e incluso momentos de miedo (aunque algo forzados). Y adornado con otros muchos personajes, cada uno especial a su manera, que se unen en una divertida traca final que lleva al desenlace de esta película.