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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Fantástico. Aventuras. Drama Adaptación de un cuento para niños de Maurice Sendak. Cuando Max, un niño desobediente, es enviado a la cama sin cenar, se zambulle en un mundo imaginario creado por él y que está poblado por feroces criaturas que le obedecen ciegamente. (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2009
82 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jonze es un tipo inteligente, meticuloso y trabajador, y buena parte de razón me la da un proyecto que llega casi una década después de su último film, y no sólamente sabe con acierto trabajar en un espacio que huye del 3D y las nuevas tecnologías adoptadas por tantos otros, sino además una propuesta que en su mecanismo aparente parece querer generar escenas dotadas de un enorme aplomo visual y grandes cualidades en sus aspectos más técnicos, pero que en su fondo resultan tan sencillas que más de uno aborrecerá antes de tiempo las aventuras de Max y sus amigos, los monstruos.
Tras todo, como siempre, hay truco, y quien sepa llegar hasta su conclusión, admitiendo que "Donde viven los monstruos" es un film tan franco y sincero con lo que propone, como a su misma vez elemental, quizá se halle con una grata sorpresa ante la que servidor tuvo que tragar saliva y pensar que hay que ser muy bueno para transformar una obra de estas características en algo tan emotivo como lo que se palpa una vez terminado el film de Jonze.

Dejando de lado todo ello, esta pequeña pieza posee una virtud que quizá la hace todavía más admirable. A lo largo de todo el recorrido, y como es imaginable que sucederá, la contienda aparece para no dejar un camino tan llano a nuestros protagonistas, haciendo que se desate el conflicto y que parezca necesario buscar soluciones. Sin embargo, no es así: el niño se comporta como tal, es capaz de ver lo que sucede, es consciente de lo que acontece como impostado rey, pero no tiene a su alcance la virtud que poseería quizá un adulto, la de ofrecer una salida que lleve al diálogo, y del mismo modo les sucede a unos monstruos que se comportan de forma similar y quitan importancia a lo sucedido. Y es ahí donde radica su fuerza, en el alejamiento del sermón más convencional, de la moralina más típica, logrando que todo se resuelva con una naturalidad increíble y no se tienda a tirar del discurso para dar fin a algo que, casi sin quererlo, termina siendo solucionado.

Tampoco cabría negar que tiene sus pegas, como no: el estadounidense se pasa de un extremo al otro para mostrar y amplificar la gama de sensaciones que recorren el cuerpo de sus entrañables monstruos, y lo que sin necesidad de llegar a ciertos puntos, intentando sugerir y convertir algunos momentos en baches no tan bruscos para los propios protagonistas, hubiese funcionado a las mil maravillas, sorprende que en la cinta que nos ocupa lo siga haciendo, logrando un resultado que va más allá de lo imaginable, porque cuando uno conoce el final de la historia que se le está contando, se lo sabe al dedillo, observa el gesto, se anticipa y,...


(Termina en el spoiler, sin desvelar nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grandine
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