Aquí tenemos la insólita historia de este profesional del crimen o "limpiador"; como bien dice el propio Léon. Y es que estamos ante un asesino atípico. Un anti-criminal con el aspecto estrafalario que le da un abrigo largo de lana, unos calcetines blancos bajados hasta los tobillos y unos zapatos que conocieron mejores días.
Para echar por tierra mas, si cabe, la presencia del frío y calculador asesino típico del celuloide, nos encontramos que tiene que hacer de niñera de una jovencísima Natalie Portman, que sin embargo no parece necesitar de sus cuidados por lo espabilada que se la ve.

Gary Oldman juega también un papel destacable, interpretando a un policía corrupto, que se retuerce pateticamente mal ante la ingesta de una capsula de vistosos colorines. Ver los retortijones y sus rasgos faciales tan cómicos, por el efecto de esa droga, hace que se pregunte el espectador: ¿Si te sientan tan mal por qué sigues tomándolas?. Debe ser que le da un cierto poder de lunático que no tiene.

Ante esta visión argumental nada creíble, podemos ver que la historia busca ser un drama que enternezca el corazón del espectador, y se queda en una trama aburrida sin contenido sustancial.

Por otro lado, las pocas escenas de acción son forzadas y breves. lejos del festival de disparos y efectos especiales que nos brindaría un Silvester Stallone atacado de los nervios o un Jean-Claude Van Damme esquivando todo lo que se encuentra en su camino, si hubiese encarnado a este Léon que duerme sentado y con gafas de sol. ¿Será que aún a día de hoy no sabe lo que es una persiana y que se debe bajar por la noche antes de acostarse?...

Entiendo que la gente se emocione viendo a una jovencísima Natalie Portman haciendo carantoñas a un inexpresivo Jean Reno, pero no cuela. La película está demasiado sobrevalorada.

Si quieren ver a un asesino frío de verdad, que impone respeto y regala acción sin parar vean "Juego de Asesinos", interpretada por Jean-Claude Van Damme.