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Voto de Ferdydurke:
2
6,6
2.494
Drama
Segunda Guerra Mundial. Maurice y Joseph son dos jóvenes hermanos judíos que viven en la Francia ocupada por los nazis. Para salvarse, deberán abandonar a su familia. Haciendo muestra de una gran astucia, coraje e ingenio para sortear a los invasores enemigos, los dos hermanos intentarán reunir a toda su familia de nuevo en la zona libre del sur de Francia. (FILMAFFINITY)
13 de enero de 2018
9 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda Guerra Mundial. 1942. París.
Nazis muy malos, muy malos, muy malos persiguen a judíos muy buenos, muy buenos, muy buenos. ¿Os suena? (Sí, lo sé, no tengas pudor, reconócelo, no seas modesto) Como una nana que nos arrulla a todos los seres humanos antes de coger el benéfico sueño.
Son militares contra una familia. Padre, madre y cuatro hijos.
La película se centra en la escapada de los más pequeños. Sus vicisitudes, alegrías, miedos, horrores y peligros.
Tú te identificas con los niños, eres bueno como ellos, no malo como los nazis, tú eres víctima, nunca victimario, contigo se ceban las injusticias, tú no las cometes, los demás son culpables, tú sufres sus pecados, ellos te infligen dolor, tú lo recibes, ellos merecen castigo, tú, premio.
Si logras ser parte de su sangre, aire de su espíritu, si te incorporas a esa entente, a ese bello tándem, esta película es para ti.
Si fracasas en el intento y no atisbas más que a ver una suma grosera y muy manipulada sucesión de tópicos sensibleros y maniqueísmo de garrafón, si rechazas esas escenas forzadas para crear tensión, con el corazón en la garganta por el miedo a que pillen a los benditos polluelos los malvados hijos de satanás, si te carga tanta banalidad y obviedad, tanta cursilería y efectismo, tanta postal, colorín y niño rubio en primer plano con sus ojos logrados (con ese amor tan inverosímil y postizo a última hora), tanto buenismo inapropiado y caricaturescos villanos de tebeo, de telenovela por entregas, una visión de la guerra tan esquilmada, simplona y reducida, una mirada sobre el mundo tan prefabricada, tranquilizadora y oficial, tan inofensiva y aplaudida, tan incorporada a nuestra esencia que ni ya somos capaces de distinguir si nosotros la inventamos o es impuesta, y que nos da seguridad, cobijo, refugio, la posibilidad cierta de tener por lo menos una verdad inquebrantable, incuestionable en el mundo, una base sólida con la que empezar a reconstruir la vida y poder, así, tratar de recuperar el sentido perdido, tan elusivo y huidizo, tan tramposo y vengativo, si quisieras tú mismo, por lo tanto, por tanto, inevitablemente, degollar uno a uno a esos seres tan educados, valientes, rectos, generosos, amorosos, bellos, tiernos, alegres, inteligentes, cultos y musicales, con saña feroz, como compensación por no poder sentirte parte del grupo de los elegidos, debido seguramente a tu defectuosa fabricación, material dañado y sin solución, de los santos, de los mártires, de los perfectos, si tanta desgracia acumulas y eres tan torpe, bárbaro o corto, quizás entonces, esa papilla en forma de película no la tragues, se te indigeste, la quieras devolver, no puedas con ella, ya está, no pasa nada, déjalo, el asunto es sencillo, simplemente tú no eres de los nuestros, estás en el lado equivocado, debes reformarte y mejorarte, pasar unos exámenes, ya veremos si puedes.
Nazis muy malos, muy malos, muy malos persiguen a judíos muy buenos, muy buenos, muy buenos. ¿Os suena? (Sí, lo sé, no tengas pudor, reconócelo, no seas modesto) Como una nana que nos arrulla a todos los seres humanos antes de coger el benéfico sueño.
Son militares contra una familia. Padre, madre y cuatro hijos.
La película se centra en la escapada de los más pequeños. Sus vicisitudes, alegrías, miedos, horrores y peligros.
Tú te identificas con los niños, eres bueno como ellos, no malo como los nazis, tú eres víctima, nunca victimario, contigo se ceban las injusticias, tú no las cometes, los demás son culpables, tú sufres sus pecados, ellos te infligen dolor, tú lo recibes, ellos merecen castigo, tú, premio.
Si logras ser parte de su sangre, aire de su espíritu, si te incorporas a esa entente, a ese bello tándem, esta película es para ti.
Si fracasas en el intento y no atisbas más que a ver una suma grosera y muy manipulada sucesión de tópicos sensibleros y maniqueísmo de garrafón, si rechazas esas escenas forzadas para crear tensión, con el corazón en la garganta por el miedo a que pillen a los benditos polluelos los malvados hijos de satanás, si te carga tanta banalidad y obviedad, tanta cursilería y efectismo, tanta postal, colorín y niño rubio en primer plano con sus ojos logrados (con ese amor tan inverosímil y postizo a última hora), tanto buenismo inapropiado y caricaturescos villanos de tebeo, de telenovela por entregas, una visión de la guerra tan esquilmada, simplona y reducida, una mirada sobre el mundo tan prefabricada, tranquilizadora y oficial, tan inofensiva y aplaudida, tan incorporada a nuestra esencia que ni ya somos capaces de distinguir si nosotros la inventamos o es impuesta, y que nos da seguridad, cobijo, refugio, la posibilidad cierta de tener por lo menos una verdad inquebrantable, incuestionable en el mundo, una base sólida con la que empezar a reconstruir la vida y poder, así, tratar de recuperar el sentido perdido, tan elusivo y huidizo, tan tramposo y vengativo, si quisieras tú mismo, por lo tanto, por tanto, inevitablemente, degollar uno a uno a esos seres tan educados, valientes, rectos, generosos, amorosos, bellos, tiernos, alegres, inteligentes, cultos y musicales, con saña feroz, como compensación por no poder sentirte parte del grupo de los elegidos, debido seguramente a tu defectuosa fabricación, material dañado y sin solución, de los santos, de los mártires, de los perfectos, si tanta desgracia acumulas y eres tan torpe, bárbaro o corto, quizás entonces, esa papilla en forma de película no la tragues, se te indigeste, la quieras devolver, no puedas con ella, ya está, no pasa nada, déjalo, el asunto es sencillo, simplemente tú no eres de los nuestros, estás en el lado equivocado, debes reformarte y mejorarte, pasar unos exámenes, ya veremos si puedes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Todo no es malo. Hay una escena que merece la pena, que salvaría del fuego purificador de mi ira sagrada y cinéfila, digo aquella en la que el niño clama a voz en cuello su judaísmo recalcitrante para salvar a los colaboracionistas grotescos y golpeados. Es otra escena melodramática y exagerada, vive Dios, pero por lo menos tiene todo el sentido narrativo, encajan ahí todas las piezas, su represión, su negación acumulada que estalla en liberador grito, su deseo de ayudar a un hombre y una familia que le habían tratado bien y, finalmente, sus ganas de reivindicarse y dar una lección moral a ese tipo que ayudaba al enemigo. Muchos aspectos bien hilados y condensados en un sonido (o varios de puro significado).
Coda: Hay que ver estos franceses cómo tratan de dar la vuelta a tanto oprobio, a esa patria rendida y entregada al nazismo en lo que tarda el sol en echar la siesta, cómo se esconden bajo la bandera judía y se agarran a su paupérrima resistencia para así intentar salvar una imagen que quedó, según sus propios planteamientos y valores posteriores, y los de esta misma película, tan por los suelos, tan envilecida, acobardada y emputecida. De hecho, es gracioso comprobar como al final, se puede observar en la unánime algarabía popular, todos, menos la familia señalada, alguna despistada mujer de mal vivir y tres o cuatro milicianos que pasaban por allí (excepciones que confirman la regla), eran en verdad antinazis (antes solo disimulaban).
Coda: Hay que ver estos franceses cómo tratan de dar la vuelta a tanto oprobio, a esa patria rendida y entregada al nazismo en lo que tarda el sol en echar la siesta, cómo se esconden bajo la bandera judía y se agarran a su paupérrima resistencia para así intentar salvar una imagen que quedó, según sus propios planteamientos y valores posteriores, y los de esta misma película, tan por los suelos, tan envilecida, acobardada y emputecida. De hecho, es gracioso comprobar como al final, se puede observar en la unánime algarabía popular, todos, menos la familia señalada, alguna despistada mujer de mal vivir y tres o cuatro milicianos que pasaban por allí (excepciones que confirman la regla), eran en verdad antinazis (antes solo disimulaban).