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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
5
Drama Ben (Viggo Mortensen) es un hombre que ha pasado diez años viviendo en los remotos bosques situados en el noroeste de los Estados Unidos criando a sus seis hijos, varios de ellos junto a su mujer. Aislados totalmente de la vida moderna, de las comodidades de las ciudades y de la sociedad de consumo, Ben es un padre devoto que ha inculcado en sus hijos una peculiar forma de pensar y vivir la vida. Sin embargo, una trágica noticia hace ... [+]
28 de septiembre de 2016
114 de 184 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de esas que aparenta discurso radical, el cuchillo entre los dientes, no hay dolor, Los hermanos Karamazov, subo montañas, cazo ciervos y me los como crudos, corro como Mo (Farah), medito, levito, me parto en dos y trasciendo, para en verdad rápidamente confesarse bonachona, dulzona, bonita de mirar, achuchable, perdonable, querible, arcoíris, lo siento, te quiero y no lo volveré a hacer nunca más.
Denuncia la sociedad del espectáculo empresarial y las grandes corporaciones, la educación como vivero de mentiras e hipocresías, y se dedica a sacarnos niños pimpollos que nos roban el alma y a crear una historia golosamente comercial y entregada.
Bueno, una vez descubierto el pastel, a este simpático capitán Pescanova que tampoco disimuló demasiado su triste truco de magia, ahora trataremos de ir más allá y hablar de sus gracias, desgracias, inteligencias y muchos temas.
- Sí, es mejor la verdad cruda que la ficción almibarada (motivo por el cual esta película justo gusta tanto, por su melocotón). Sí, cuando se habla de proteger a los niños, lo que en realidad se hace es proteger a los padres, proteger sus cuentos, trampas y miserias. Y, de paso, entrenar a sus hijos, que se preparen para ser, inevitablemente ellos también, grandes simuladores, no queda otra, se dicen aunque no lo reconozcan.
Sí, es verdad, basta ya de "infantilizar" a los niños, de considerarlos idiotas a los que hay que engañar y embadurnar de cursilería y estupidez, tapar los ojos ante la perra vida.
- Se trata de encontrar un oasis, una utopía, una forma de orden, de belleza y verdad. Lo cual, por muy hermoso e idílico que parezca, es justo lo contrario de la vida, un abigarrado caos imposible de controlar y dirigir que te come vivo, que te desborda y turba por mucho que te guardes, escondas o intentes dar la vuelta a las cosas. Y, toda esa ansia de absoluto, suele ser además el paso previo al desastre y al dolor, cuando se intenta doblegar a la fuerza, elefante en cacharrería, una realidad resistente a toda forma de uniformidad, cuando se pretende imponer normas, directrices y reglas rígidas que, bajo el manto del ideal, suelen ocultar deseo de dominio, imposición y, en último término, odio a la vida con todo lo que tiene de azar e imprevisto, como hecho cierto. Suele ser también, esa huida hacia delante, hacia el control férreo, casi cuartelero de la manada, sinónimo de fracaso vital, de cobardía e impotencia, el sustrato, si vamos más allá y nos ponemos algo estupendos, de los regímenes totalitarios, de todos los iluminados que en el mundo han sido y de su mucha barbarie como método ineludible para imponer sus sueño/deseo.
- Se hace un canto a la cultura, al conocimiento, al mundo elevado de las ideas, a huir de las vaguedades y las imprecisiones, pero la película se pierde en generalidades, en buenas intenciones y, para colmo, es terriblemente burda, machacona y gritona en su discurso, lo contrario de lo que se supone que son el refinamiento y la sabiduría, la complejidad, sutileza o discreción calmada que acarrean estas virtudes.
- Si son tan contraculturales, no deberían ensalzar a Chomsky como a un gurú, no deberían tener ídolos ni santones, habría que cuestionarlo todo, hasta a uno mismo el primero, todas nuestras certezas, ni hablar de los figurones, catedráticos o académicos.
- Y si citan a Chomsky cuando dijo que la asunción de la falta de esperanza es su garantía, que hay que tenerla para así poder cambiar, mejorar el mundo, yo me preguntaría, ¿y por qué debe haber esperanza a la fuerza?, ¿no es esa la premisa innegociable de toda religión organizada que, por cierto, parece que contradictoriamente repudian, su clave, su centro, lo mismo que de toda forma de intento de expolio y control del sumido ciudadano medio, la promesa de una recompensa que nunca llega, la excitación de un deseo, de un final feliz, ardid en el que se basa toda la industria comercial, todo modo de venta o engaño, el si haces, compras, votas, te afilias, pagas o te suscribes a todo lo que te oferto u ofrezco, tu vida será gloria, ya sea material o espiritualmente, matrimonial, sexual o económicamente, la eterna zanahoria o timo de la estampita ta conocidos?, ¿no se podría rechazar esa gran esperanza como artificio forzado, optimismo falaz y malintencionado normalmente, como candidez interesada en el mejor de los casos?, ¿no sería mucho mejor observar tal cual, el funcionamiento del mundo objetivamente, sin apriorismos ni prejuicios, atentos a cada caso concreto, a la evolución de las situaciones, al contexto, al hombre y sus circunstancias, a las causas y otras ascuas y luego, ya si eso, ponerse verdosos y esperanzados o resignados o activamente pasivos o lo que sea, ya se verá?, ¿no se esconde detrás de ese voluntarismo optimista muchas veces una negación terca y lerda de la realidad que acaba deparando mayor confusión y tristeza al sobrevalorar las capacidades humanas ante un medio que le condiciona tanto y que cambia constantemente, obligándole de esa ciega manera a chocar y esmorrarse contra fuerzas que le superan y no entiende apenas, movido como tonto por eslóganes y lemas vacíos de contenido del tipo si quieres, puedes, hay que luchar por los sueños y otras chorradas o simplezas parecidas tan del gusto de muchas muchedumbres y leitmotiv de tantas películas comerciales o anuncios generales?, ¿no se basan también en esa idea todos los charlatanes, escritores de best sellers de autoayuda y demás impostores, por no hablar de políticos, curanderos, hechiceros y otros tahúres? ¿no habíamos quedado en que era mejor la verdad difícil que el consuelo simple?
- ¿No es innecesariamente exagerada, hasta grotesca, la dimensión de superhéroe del protagonista, no se les fue de las manos esa mezcla de Einstein, Rambo, Usain Bolt, David Crockett, Buffalo Bill, Ralph Waldo Emerson, Whitman, Abraham, Dersu Uzala y Tolstoi?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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