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Voto de Ferdydurke:
2
5,7
783
Drama
Año 1990. Polonia acaba de abrirse al capitalismo. Entre la novedad de las cintas de VHS, las clases de aerobic y los discos de Whitney Houston, cuatro mujeres intentan lidiar con la represión sexual y los amores insatisfechos. Agata, atrapada en un matrimonio infeliz, se siente atraída hacia un cura. Renata, ya en su madurez, siente fascinación por su vecina Marzena, que quiere ser modelo. La hermana de Marzena dirige un colegio y ... [+]
11 de julio de 2017
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deprimente, mamporrera, cutre película de pasiones borrascosas y muy insatisfactorias que trata de ocultar/disimular su mal arte, torticeras intenciones y vacío al cuadrado con un tono contemplativo, muchos silencios gruesos, una fotografía grisácea y un hiperrealismo de un feísmo que para mí lo quisiera.
Tremendismo de garrafón y torpe muestrario de un ridículo morbo erótico festivo serían los únicos clavos ardientes o ardiendo a los que podría agarrarse el espectador más desesperado o simplemente pragmático. Pero ni eso, vano intento, huero anhelo. Aquí, también, es peor el remedio que la enfermedad.
Bloques arquitectónicos de la época comunista como si fueran instituciones penitenciarias o centros psiquiátricos son los sórdidos lugares en los que padecen sus numerosas y espantosas cuitas estas desgraciadas mujeres en medio de la nada.
Soledad, angustia, tristeza, la oferta completa de pesares y derrumbes son expuestos con grosera evidencia, con un odio inusitado a la sutileza, el pudor o la distinción.
Vidas derribadas, seres patéticos, trabajos ruinosos.
Religión, educación y comunidad convertidos en los penosos enseres de un circo gélido y desmembrado.
Pobres humanos en busca de un amor esquivo y demacrado.
Títeres rotos que son llevados/atraídos al/por el abismo de la estupidez por motivos que a nadie importan ni aquí se explican (¿para qué?, ¿por qué?, si me preguntan, diré que yo nada, para variar, sé).
Tremendismo de garrafón y torpe muestrario de un ridículo morbo erótico festivo serían los únicos clavos ardientes o ardiendo a los que podría agarrarse el espectador más desesperado o simplemente pragmático. Pero ni eso, vano intento, huero anhelo. Aquí, también, es peor el remedio que la enfermedad.
Bloques arquitectónicos de la época comunista como si fueran instituciones penitenciarias o centros psiquiátricos son los sórdidos lugares en los que padecen sus numerosas y espantosas cuitas estas desgraciadas mujeres en medio de la nada.
Soledad, angustia, tristeza, la oferta completa de pesares y derrumbes son expuestos con grosera evidencia, con un odio inusitado a la sutileza, el pudor o la distinción.
Vidas derribadas, seres patéticos, trabajos ruinosos.
Religión, educación y comunidad convertidos en los penosos enseres de un circo gélido y desmembrado.
Pobres humanos en busca de un amor esquivo y demacrado.
Títeres rotos que son llevados/atraídos al/por el abismo de la estupidez por motivos que a nadie importan ni aquí se explican (¿para qué?, ¿por qué?, si me preguntan, diré que yo nada, para variar, sé).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Mujeres enamoradas y desbocadas son lanzadas al/por el tobogán de la humillación y la vergüenza. A cada cual más obtusa y desangelada.
La esposa y madre que se pirra por el cura felón, sus huesos se derriten cada vez que ve al pacato mancebo. La directora del colegio atrapada hasta las trancas en/por las garras sexuales de un médico de una mediocridad imponente. La vieja loca de los pájaros que no tiene quien la escriba (ni la mire). Y la miss desnudos que acaba regada como flor marchita o trasto inútil.
Pavoroso panorama que se maneja entre el bochorno (la risa involuntaria que asoma como destino o la ironía como desafuero en el que todo cabe/vale), el sopor (tedio frío), el absurdo (suma de disparates pretenciosos sin control) y el embuste (contar nada como si fuera algo).
Amigas y vecinas, hermanas y conocidas en un carrusel repleto de majaderías. De fondo, de lado y como ahogo, la Polonia descompuesta del fin de la guerra fría.
Haneke, Seidl, Agota Kristof, Krzysztof Kieslowski o hasta el mismísimo Todd Solondz seguro que lo hubieran contado mucho mejor, qué duda cabe.
La esposa y madre que se pirra por el cura felón, sus huesos se derriten cada vez que ve al pacato mancebo. La directora del colegio atrapada hasta las trancas en/por las garras sexuales de un médico de una mediocridad imponente. La vieja loca de los pájaros que no tiene quien la escriba (ni la mire). Y la miss desnudos que acaba regada como flor marchita o trasto inútil.
Pavoroso panorama que se maneja entre el bochorno (la risa involuntaria que asoma como destino o la ironía como desafuero en el que todo cabe/vale), el sopor (tedio frío), el absurdo (suma de disparates pretenciosos sin control) y el embuste (contar nada como si fuera algo).
Amigas y vecinas, hermanas y conocidas en un carrusel repleto de majaderías. De fondo, de lado y como ahogo, la Polonia descompuesta del fin de la guerra fría.
Haneke, Seidl, Agota Kristof, Krzysztof Kieslowski o hasta el mismísimo Todd Solondz seguro que lo hubieran contado mucho mejor, qué duda cabe.