Resulta curiosa la forma de actuar del protagonista que se encuentra solo en un planeta y lo que le preocupa es la música que le ha dejado su compañera así como esa facilidad innata de resolver cualquier percance con cinta americana. La reacción de los compañeros cuando les confirman que no volverán hasta pasados varios años a la tierra es totalmente desconcertante, cuando uno en concreto se enfrenta a la pregunta de su hijo pequeño que le pregunta si va a volver y él le responde mostrándole un peluche como si nada.
Que decir del joven científico que deja a todos boquiabiertos con su resolución y escenificación sobre como se debe producir el rescate.
Y por último, el rescate tan calculado con velocidades y demás, se resuelve pinchando un traje. Así de fácil.