Acabo de ver uno de los viejos capítulos de esta interminable serie; quizás no uno de los diez, veinte o cincuenta mejores; pero sigue siendo uno de los que contribuyeron a hacerla grande.

En una escena de ese capítulo, Homer y otros springfildianos quieren entrar en un depósito de coches de Shelbyville para recuperar el limonero de Springfield, pero no pueden sobrepasar las altas murallas del recinto. Para entrar en el lugar estacionan su vehículo en un lugar no permitido, estando ellos ocultos en su interior, y la grua los mete en el depósito.

Al estar dentro Homer dice "Jajaja, nunca nadie en la historia ha sido tan astuto".

Eso es lo genial de los Simpsons, si uno capta que en esa frase de Homer hay una referencia irónica a la Iliada de Homero y al jodido caballo de Troya, pues bien, y si no... pues también, la broma puede pasar desapercibida, la han dejado caer de la forma más sutil y ahí ha quedado para quien la capte. No hay risas enlatadas para indicar al espectador que ahí debe reírse, ni siquiera hay una pausa. La cosa pasa como una estrella fugaz y si uno no está atento ni se entera.

No, esa no es la broma de los Simpsons con la que más me he reído; pero es perfecta para ejemplificar lo que más me gusta de esta serie. Todos los detalles subterráneos que apenas se perciben la primera vez que se ve un capitulo, pero se aprecian la tercera, la cuarta o la séptima (¿Cuantas jodidísimas veces hemos visto los capítulos viejos los de mi generación?).

El humor de los Simpsons, por algún motivo parece destinado a convertirse en algo más inmortal que el humor de otras series como Padre de Familia o South Park. No es que estas no sean buenas; pero se sustentan más en ese humor absurdo que te descojona únicamente la primera vez (es decir, la vez que te sorprende) o en esa incorrección política y provocación extrema de "mira que bestias somos que nos atrevemos a reirnos de esto); los capítulos clásicos de los Simpsons raramente caían en eso.

Los nuevos capítulos sí caen con frecuencia en lo mismo que esas otras series animadas; el absurdísmo extremo y la provocación vacía, lo admito; pero estoy dispuesto a perdonarlo. Hay quienes bajan la nota de la serie por el bajón de calidad de estos últimos episodios, y puedo entenderlo, aunque también puedo entender y compartir ese otro enfoque, el de no estar dispuesto a bajar la nota a una serie tan genial por mucho que lo que hagan ahora no esté a la altura de los brillantes orígenes de la serie.