Una vez leí de un álbum de música, el cual citaré al final de la crítica, que a las únicas personas a las que no les iba a gustar era a los sociópatas. Pues lo mismo pasa en esta película. Es una de esas películas que solo pueden surgir de una mente que haya salido de «A dos metros bajo tierra». Es una película para almas sensibles, para esas personas a las que solo ver un paisaje de otoño les deja la carne de gallina y el alma rota.

Como ya digo es una película intensa. En ella se habla sobre la superación personal de una persona introvertida y poco social debido a las circunstancias, no bromeo si digo que escribiendo esto me vienen oleadas de ganas de llorar a los ojos. Algunos dirán que hay personas masoquistas que ven películas solo para llorar. Pues sí, a veces necesitas expresar ciertos sentimientos que de otra manera no puedes, y el cine ayuda. Y de qué manera con Lars.

De los actores decir que me encantan todos; Ryan, Emily, y claro no puede faltar Patricia Clarkson, la hermana hippy de Frances Conroy en la serie anteriormente citada. Maravillosa. Si tuviera que comparar esta película con la música lo haría con el álbum de Sufjan Stevens, «Carrie & Lowell», un álbum que, casualmente, le dedica a su madre muerta.