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Voto de Francisco Javier:
8
Thriller En un pueblo de la costa gallega vive Mario, un hombre ejemplar. En la residencia de ancianos en la que trabaja como enfermero todos le aprecian. Cuando el narcotraficante más conocido de la zona, Antonio Padín, recién salido de la cárcel, ingresa en la residencia, Mario trata de que Antonio se sienta como en casa. Ahora, los dos hijos de Padín, Kike y Toño, están al mando del negocio familiar. Pero un fallo en una operación llevará a ... [+]
26 de agosto de 2019
68 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película de Paco Plaza inició su gira de preestreno en los cines Aragonia, de Zaragoza, la pasada semana. Rompiendo su trayectoria anterior orientada al terror, el director se apunta a la línea tremendista marcada por producciones como ‘Celda 211’, ‘El niño’, de Daniel Monzón ambas, o ‘La isla mínima’, de Alberto Rodríguez, para plantear un drama basado en tres elementos clave: un geriátrico, el narcotráfico y la cárcel.

Sobre un buen guión de Juan Galiñanes y Jorge Guerricaechevarría, se desarrolla una trama externa ágil y evidente, ensamblada con una trama interna más oscura y de gran peso psicológico. El meollo de la película está más en la segunda que en la primera, aunque esta, desarrollada con gran dinamismo, mantiene la atención y provoca la tensión del espectador. Entre los varios aciertos de la producción destaca el quinteto protagonista compuesto por cuatro hombres y una mujer. El papel de María Vázquez es subsidiario, aunque adquiere tintes de grandeza al final. El cuarteto masculino está capitaneado por Luis Tosar, cuya categoría artística está fuera de duda. Su interpretación comedida, algo hierática (en la línea de ‘Mientras duermes’, de Jaime Balagueró) salvo en ocasiones, encaja perfectamente con el personaje que defiende. La gran sorpresa es el joven Enric Auquer, Kike, el hijo pequeño del narcotraficante Antonio Padín, a quien da vida Xan Cejudo, condenado a prisión y trasladado a un geriátrico por su inminente muerte. Una muerte que, lamentablemente, se hizo realidad poco después de acabar la película; a él está dedicada.

El montaje es soberbio, con un ritmo ágil, a veces frenético, que no da respiro al espectador. La fotografía y los movimientos de cámara son los adecuados, huyendo del fácil recurso a la ‘cámara oscilante’, que se utiliza en exceso por algunos realizadores actuales. Y para concluir, una alusión especial a la música de Maika Makovski, excelente en todos sus términos, subrayando perfectamente las acciones o las omisiones que plantea la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francisco Javier
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