Eloy de la Iglesia siempre fue directo en su discurso. Nunca le gustó usar metáforas o símbolos en sus películas. Esto se debe al hecho de que él siempre trató de educar a su público, generalmente personas del subproletariado, en una lucha contra la alienación que se vive en una sociedad de mercado como la nuestra. En este sentido, sus películas se acercan a las obras neorrealistas italianas y sobre todo a las primeras películas de Pasolini.
La Criatura, como otras obras de su director, es un ataque frontal a la España posfranquista, y los valores de la era fascista que continúan a producir y prosperar. Esa película es impactante, pero no porque su heroína encuentra el amor y el sexo con un animal. Ella es impactante porque, en este mundo, todos los animales reales son humanos! Y el título, en ese sentido, se refiere al marido de Cristina y no al perro Bruno.
Cuando Belén se niega a tener relaciones sexuales con su marido, él se emborracha y la viola (una escena muy realista y por eso chocante y desagradable). El acto es perdonado fácilmente por el sacerdote de la familia ... en nombre del matrimonio, Dios, la familia y la santidad de la Iglesia Católica. El perro tenta impedirlo, sin éxito.
Por hacer películas verdaderamente transgresoras, Eloy fue muy imcomprendido en su tiempo. Recuerdo de una crítica muy negativa del entonces crítico y hoy cineasta (muy irregular, por sinal) Fernando Trueba sobre "El Sacerdote" en el periódico El País. Él dijo: "El mayor defecto, el menos perdonable, del cine de De la Iglesia son sus personajes. Arbitrariamente construidos para servir a los didácticos objetivos de sus historias, sus personajes no resultan nunca creíbles, verdaderos". Pero Trueba no tendría coraje de hacer esa misma crítica a las películas neorealistas italianas, que son igualmente didácticas y directas. Eso no es un defecto.
Hoy en día el cine de De la Iglesia esta siendo revalorado por la crítica, un reconocimiento tardío a uno de los mejores y más valientes cineastas del cine europeo del posguerra...