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Voto de DavidCarideS:
8
Drama. Bélico. Intriga Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Leo Kessler, un joven americano de origen alemán, se traslada a Alemania para trabajar con su tío en una compañía de ferrocarriles. Su trabajo le permitirá viajar, fascinado, por un país destruido por la guerra; pero también tendrá que enfrentarse poco a poco a los horrores de la barbarie nazi. (FILMAFFINITY)
25 de diciembre de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lars Von Trier no es un director fácil de digerir. Cierta parte de la filmografía arroja pesimismo como jarro de agua fría; su visión negra del mundo puede llegar a desanimar al más animoso ser humano. No obstante, eso no resta ni ápice de validez a su trabajo como autor, marcado, especialmente en sus últimas obras, por una curiosa y fascinante concepción del cine como terapia personal que con parsimonia abate hasta el abismo de la locura. Provocador, trasgresor, desquiciado, inconformista, polémico… adjetivos que se quedan más bien cortos para una descripción que se ajuste al Danés, que en 1991 filma ‘Europa’; película co-guionizada por el mismo, Niels Vorsel y Tómas Gislason y enmarcada en una decadente Alemania de post-guerra que le vale el máximo reconocimiento en Sitges.

Un joven americano de orígenes germanos viaja a Alemania para trabajar en la compañía de ferrocarriles de su tío. Criado en un sistema diferente, bajo valores diferentes, se convertirá en un cordero a la espera de ser atacado por las hienas. Notable protagónico Jean-Marc Barr, en su viaje psicológico por la asolada barbarie nazi; una realidad que le atrapará y le impedirá escapar ni aun cuando la belleza asome la cabeza en esta dicotomía de utopía y desengaño. Cumple su propósito hacernos sentir extraños, perdidos, solos ante el peligro de un ambiente desconocido y hostil. Aunándonos con este joven al que también se dirige el narrador.

La obra del danés hipnotiza, literalmente desde el mismo inicio que se abre paso con una imponente voz sobre las vías de el tren. Un minuto basta para inducir al letargo en vigilia. Un sueño... o ¿una pesadilla? Porque el pesimismo de Von Trier subsume al espectador en un pozo de melancolía de donde ni los rayos de luz que en ocasiones colorean la pantalla de forma simbólica y segundas lecturas son capaces de escapar de una puesta en escena elegante y genial, a veces deliciosamente surrealista – curiosa superposición de imágenes sobre los planos-, también con tintes de cine clásico, todavía en las antípodas del Dogma 5 y la cámara en mano que caracterizarían posteriores obras del autor y una banda sonora que otorga una densa carga de suspense e inseguridad. Mención aparte merece la estupenda fotografía (de Henning Bendtsen , Jean-Paul Meurisse, Edward Klosinski) que aúpa un filme casi redondo y una de las mejores obras del director danés.

@DavidCarideS
DavidCarideS
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