Cinta de misterio y suspense criminal conocida a estas alturas en la que un hombre (Colin Farrell) se infiltra en una mafia de traficantes de droga para vengarse de ella tras haber asesinado a su familia. Sus planes de venganza se verán modificados cuando comienza a intimar con joven vecina (Noomi Rapace), una francesa desfigurada que también busca venganza hacia el conductor ebrio que trastocó su vida.

La propuesta de "Dead Man Down" es atractiva y efectista, puro cine negro de intrigas vengativas en la que además se indaga en las intimidades de sus antihéroes protagonistas, pero no se engañen: "Dead Man Down" no es "Atrapado por su pasado" o "Los intocables de Eliot Ness" de Brian de Palma, ni "El club de la lucha" o "Zodiac" de David Fincher, ni "El Padrino" uno y dos de Coppola... ni siquiera es la trilogía "Millenium" del propio Niels Arden Oplev. "Dead Man Down" está más cercana en su desarrollo argumental a las cintas de acción de Arnold Schwarzenegger o Bruce Willis. Esto es contar con un tratamiento argumental trillado, perezoso, tópico, repetido y superficial, tan común y vulgar como revisto y previsible. El personaje de Colin Farrell (el antihéroe en busca de venganza que busca la paz interior con su misión vengativa, y que reparte golpes y tiros por doquier) ya lo hemos visto en multitud de ocasiones en el cine, y está vez el libreto de J.H Wyman no propone nada nuevo o multidimensional en él que no se salga del tópico (lo mismo se puede decir de los secundarios o bien convidados de piedra o bien "malos muy malos" sin matices). Sin embargo el personaje de Noomi Rapace (además de estar excelentemente interpretado por la susodicha) sí se denota más humano, sutil y cercano... con lo que es una lástima que el guión de Wyman no profundice más en él y ofrezca más capas sobre él.

Así que en "Dead Man Down" nos encontramos con unos personajes correctos para con el género de suspense criminal que se nos presenta... pero demasiado insustanciales y frívolos para quedarse en la memoria. Y los acontecimientos de venganza se mantienen en la escena con resolutiva cadencia, pero con total trivialidad, tipiquez y pronosticación.

Es una lástima porque sus intérpretes demuestran oficio (desde Terrence Howard como villano de la fábula hasta una Noomi Rapace cargada de presencia y empatía que saca petróleo de su desdibujado personaje, pasando por un Colin Farrell que no puede presumir de tanto carisma y honestidad como su co-protagonista sueca (lo cierto es que Farrell queda opacado por Rapace) pero que se mueve con desenvoltura con su "matón macarra" (sinceramente, a Farrell se le saca de ese personaje y no es capaz de ofrecer nada mínimamente aceptable)). Y Oplev demuestra una gran pericia en su realización, siempre con gran habiliadad en cada plano (donde se destacan los planos cerrados y subjetivos ya sea en las escenas más intimistas sobre sus personajes o en las de acción de persecuciones y tiroteos), con un montaje sorprendente en las escenas de acción y con una puesta en escena notable (aunque no será recordada demasiado), donde resalta su pertienente iluminación y su ambientación de un Nueva York de escenarios desvencijados con paredes roídas y calles repletas de suciedad. El director sueco ya demostró una gran habilidad para narrar las oscuras desventuras de Lisbeth Salander en "Millenuim" y en esta ocasión no es una excepción.

Pero... ¡ay, ese guión!, ¡ay ese guión tan usual de venganzas entre mafiosos que resulta tan redundante y plano a ratos (el metraje no evita momentos reiterativos (hay muchas escenas con diálogos repetitivos en los que sus personajes siempre dicen "mátale cuanto antes") sin interés o emoción alguna.

En fin... el empaque de sus actores y la destreza y el ritmo (que en puntos de la cinta es ágil) de Oplev tras las cámaras compensan las carencias de un guión somero y liviano (y en ocasiones con situaciones del todo inverosímiles. Atención a cómo se comunican entre ellos en inglés unos personajes cuya legua materna es el búlgaro, ojo a como queda incluso irrisorio que el personaje de Rapace sea objeto de las burlas de la sociedad y diga que "su aspecto es el de un monstruo" cuando tiene un par de cicatrices mal puestas, que en absoluto esconden la belleza de la actriz nórdica, y que incluso con una caída con una bicicleta hubieran sido más escandalosas. Y atención a su atropellado desenlade con tiros por todas partes con más agujeros narrativos que una buena paliza a manos de Chuck Norris). Al final "Dead Man Down" queda con un saldo positivo en su conjunto, un thriller entretenido en casi todo momento sobre el que muy pocas veces se pierde el curioseo (pues es llevado a la escena con energía y suspense en su nervuda edición) a pesar de preveer sus situaciones y su desenlace a la legua. Oplev vuelve a reafirmarse como un buen director con un tono o bien intimista en sus escenas de silencios y miradas, o bien vehemente en su acción criminal y policíaca, pero esta vez no tiene la suerte de contar con un material literario de base tan sobresaliente como el de "Los hombres que no amaban a las mujeres", ni tiene en esta trama a unos personajes tan característicos y cuidados, ni un argumento tan rico, diverso y desarrollado. Recomendable como cinta de evasión de género criminal y de acción, pues aquí disfrutaremos de mucho de correr, mucho tiroteo y mucha persecución llevada con elegancia en la pantalla. Pero su historia se nos olvidará como muchas otras

Lo mejor: Noomi Rapace y su sutil pero a la vez potente interpretación. La dirección de Oplev.
Lo peor: Su guión y su desarrollo.