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Voto de Little planet:
6
8,2
30.922
Cine negro. Intriga
Un agente de la policía de narcóticos (Heston) llega a la frontera mexicana con su esposa justo en el momento en que explota una bomba. Inmediatamente se hace cargo de la investigación contando con la colaboración de Quinlan (Welles), el jefe de la policía local, muy conocido en la zona por sus métodos expeditivos y poco ortodoxos. Una lucha feroz se desata entre los dos hombres, pues cada uno de ellos tiene pruebas contra el otro. (FILMAFFINITY) [+]
30 de junio de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me ha recordado en bastantes escenas a esa típica película de terror en la que la (también) típica chica rubia hace aquello que normalmente nunca nadie de nosotros haríamos. Y en esos momentos gritamos desde nuestros sofás:
"NOOOO!!! No te metas ahí!!! Que ahí está el asesino malo malísimo que te va a descuartizaaaar!!!"
Pues eso, en más de una ocasión yo he tenido esa sensación con Janet Leigh. Y a partir de aquí vienen todos los spoilers, uno tras otro.
"NOOOO!!! No te metas ahí!!! Que ahí está el asesino malo malísimo que te va a descuartizaaaar!!!"
Pues eso, en más de una ocasión yo he tenido esa sensación con Janet Leigh. Y a partir de aquí vienen todos los spoilers, uno tras otro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En fin, me remito a un ejemplo práctico, en concreto a la segunda escena del filme. Recordemos que acaba de volar un coche por los aires y un asesino anda suelto. Vargas (Charlton Heston) le pide a su mujer Susie (Janet Leigh) que vaya al hotel, en el otro lado de la frontera mexicana y lo espere ahí. Pues bien, a Susie no se le ocurre mejor cosa que hacer caso al primer desconocido (con una pinta de malote que tira de espaldas) y seguirle hacia quién sabe dónde. Ay, alma de cántaro... ese sabio consejo de nuestras madres de "no ir con desconocidos" (y aún menos en un país extranjero y yendo sola y - recordemos - con un asesino suelto a pocos metros a la redonda), Janet Leigh no lo tenía muy asimilado.
Luego hay otros dos detalles que me han matado de esta película, que aunque parezcan una tontería, creo que son para tener en cuenta con una película con vocación de verosímil:
1. La primera es la cuestión idiomática: ya aparte del macarrónico español de Charlton Heston (¿por qué no pondrían a Anthony Quinn?), a veces hay unos giros poco realistas. En la escena de la pelea, se me hace como mínimo raro un mexicano le pida a otro hablar en inglés (?). Evidentemente que el público anglosajón agradece la comodidad de escuchar la película en su idioma, pero aun a sabiendas del motivo de este giro, no deja de chirriarme.
2. El olvido del bastón. A ver, de acuerdo que Quinlan (Orson Welles) en el momento de asesinar a Grandi iba borracho como una cuba. Pero igualmente se me hace raro, muy raro, que alguien que lleva 30 años ejerciendo como policía se olvide su bastón al lado del cadáver. Y más aún cuando lo necesita para caminar bien o medio bien.
Sé que son detalles que por sí solos no deberían arruinar una película, pero no nos debemos de olvidar de dos cosas: la primera, que se trata de una trama policíaca, con lo cual todas las piezas deben encajar de forma milimétrica. Y hay comportamientos de los personajes que - lo siento mucho - no me cuadran para nada. Y segundo, se trata de una película de Orson Welles. La verdad, esperaba más.
Luego hay otros dos detalles que me han matado de esta película, que aunque parezcan una tontería, creo que son para tener en cuenta con una película con vocación de verosímil:
1. La primera es la cuestión idiomática: ya aparte del macarrónico español de Charlton Heston (¿por qué no pondrían a Anthony Quinn?), a veces hay unos giros poco realistas. En la escena de la pelea, se me hace como mínimo raro un mexicano le pida a otro hablar en inglés (?). Evidentemente que el público anglosajón agradece la comodidad de escuchar la película en su idioma, pero aun a sabiendas del motivo de este giro, no deja de chirriarme.
2. El olvido del bastón. A ver, de acuerdo que Quinlan (Orson Welles) en el momento de asesinar a Grandi iba borracho como una cuba. Pero igualmente se me hace raro, muy raro, que alguien que lleva 30 años ejerciendo como policía se olvide su bastón al lado del cadáver. Y más aún cuando lo necesita para caminar bien o medio bien.
Sé que son detalles que por sí solos no deberían arruinar una película, pero no nos debemos de olvidar de dos cosas: la primera, que se trata de una trama policíaca, con lo cual todas las piezas deben encajar de forma milimétrica. Y hay comportamientos de los personajes que - lo siento mucho - no me cuadran para nada. Y segundo, se trata de una película de Orson Welles. La verdad, esperaba más.