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España España · Mexico
Voto de Alfie:
6
Drama. Intriga. Cine negro Retrato de la alta sociedad francesa. Leda, la amante del señor Marcoux, es asesinada. Su familia prefiere dejar que la policía inculpe a un inocente que no pertenece al circulo familiar, pero el prometido de la hija de Marcoux no está de acuerdo. (FILMAFFINITY)
14 de septiembre de 2010
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inventor y precursor de la Nouvelle Vague, Claude Chabrol abandonó pronto esta corriente para dedicarse a lo que en realidad le ha hecho un gran cineasta: el retrato áspero de la alta burguesía francesa en clave hitchcockiana. Quizás por eso su fama no sea tan grande como la de sus compañeros Godard o Truffaut; injusticias cinéfilas supongo. Sin embargo, y repasando su extensísima filmografía, podemos decir que el parisino estuvo, sin ninguna duda, a la altura de sus célebres compañeros.

Y si hay una película donde Chabrol comienza a despegarse y a marcar su propio destino esa es “À double Tour”. Viendo los títulos de crédito iniciales, las escenas de Belmondo desinhibido o ciertos acompañamientos musicales tenemos que reconocer que la Nueva Ola está presente y con ella una nueva expresión del lenguaje cinematográfico. Pero el alma, el fondo del film, desenmascaran al cineasta para descubrir lo que a partir de ese momento va a ser una constante en su cine: el golpeo incesante y sin piedad a una sociedad burguesa acaudalada cuyas miserias y despotismos muestran continuamente el lado más sucio del ser humano. Actos gobernados por la envidia, la infidelidad, el egoísmo y la frialdad, y que retratan a una clase social abocada al fracaso más absoluto.

Todo esto Chabrol lo envuelve en la campiña francesa, en sus colores y hasta me atrevería a decir que en sus olores. Las asociaciones son fáciles y hacen recordar rápidamente a Renoir y pensar que, si hubiera tenido la ocasión, el genial director francés hubiera utilizado las mismas tonalidades que Chabrol para su inolvidable “Partie de Campagne”. Pero también los interiores son importantes para el cineasta; cuidados hasta el más mínimo detalle allí tiene lugar la escena clave del film y en la que, haciendo un ejercicio de estilo destacable y utilizando varios recursos narrativos y técnicos brillantes, transforma lo que en un principio es un mero drama de descomposición familiar en una tragedia de descomposición humana. Magnífico.

Sin tener perfilado aún su estilo y con numerosos aspectos a mejorar, en “À double Tour” podemos decir rotundamente que Chabrol comienza a ser Chabrol en un film que anticipa perfectamente una década de los sesenta que sirvió al parisino para dejar varias obras imperecederas y para demostrar que uno puede seguir su propio camino, lejos del éxito, sin que ello te lleve al fracaso.
Alfie
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