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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
5
Terror Gotho es un jorobado que trabaja como encargado del depósito de cadáveres. Vive marginado por todos, excepto por Frieda, una joven que es su única amiga, y de quien Gotho está enamorado. Pero un día ella muere, y Gotho roba el cadáver, para llevárselo a unos científicos que estudian la forma de devolver la vida a los muertos. (FILMAFFINITY)
29 de junio de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver "El jorobado de la morgue", rodada en Viella (Lérida), y ambientada en Alemania (era habitual que muchas películas del cine español de fantaterror de los últimos años del franquismo situaran sus tramas en un país europeo diferente al nuestro). Esta obra, que hay que ver para creer, y que posee un prestigio entre la crítica especializada y la afición que me parece desproporcionada, mezcla sin prejuicios y con desparpajo el mito de la Bella y la Bestia, el tema del científico loco, que tarde o temprano será castigado por su osadía, y el mito del monstruo de Frankenstein, junto con algunas gotas del universo de Lovecraft, y personajes de otras películas previas como el Jorobado de Notre Dame (el Quasimodo de Victor Hugo) y hasta los ladrones de cadáveres. ¿Quién da más?

El no menos habitual carácter gótico-romántico de los personajes de Naschy, especialmente el de Valdemar Daninsky, adquiere aquí una dimensión más grotesca, tanto por su aspecto físico, como por escenas "cumbre" como la de la lucha de Gotho contra las ratas (¡saltan y corren envueltas en llamas, casi nada!). La acumulación de mitos y temas muestra, además de escasa originalidad y falta de ideas, una indecisión que, en lo visual, se manifiesta en la alternancia entre escenarios claramente góticos/románticos -los túneles, las mazmorras subterráneas- y escenarios mucho más modernos y asépticos, como la morgue del título, el hospital, etc. El tanque de ácido es demasiado socorrido.

La desinhibición a la hora de mezclar referencias es, creo, característica del cine fantaterrorífico español de los 60 y 70; la atracción sexual entre el deforme personaje de Paul Naschy y el del Rossana Yanni, o la tarea de secuestrar chicas de reformatorio para el científico loco (Alberto Dalbes), por parte de Gotho, entra ya en el terreno del morbo, del sexo extraño, del amor enloquecido. Maria Perschy está muy bien en su pequeño papel, como de costumbre, y la dirección de Aguirre es competente, pero eso no basta para salvar un conjunto realmente desquiciado, y demasiado lastrado por tópicos del género.
Pedro Triguero_Lizana
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