El Capitán Trueno acaba de llegar de sus vacaciones en Benidorm y se ve obligado a interrumpir su campaña de promoción de un conocido champú anticaspa para ir a matar a unos poquicos de moros a Tierra Santa. Así empieza la cosa, oiga. Épica castiza al más puro estilo Joaquín Reyes. Peleas decentes. La banda sonora, soportable. Técnicamente cuidada. Del guión da la sensación de que han desaparecido como 30 minutos (aunque de todas formas es bastante malo) pero al menos no provoca vergüenza ajena. O puede que sí. Pero lo realmente chungo es cuando abren la boca.

Gary Piquer da vida al supervillano a través de una prodigiosa pirueta interpretativa en la que imita a Jose Luis López Vázquez que a su vez imita al coronel Hans Landa de Malditos Bastardos, dejando frases para la posteridad como "güel, güel, güel capitán, ya era hora de enfrentarnos". La barbita de chivo y la peluca tan coqueta que luce le dan un look a lo Francisco Correa que es también muy de villano patrio. Para colmo, se pasa toda la peli sobreactuando y soltando risotadas de frenopático. No recuerdo un villano tan chungo desde Ivan Ooze de los Power Rangers o el Bane de Batman & Robin.

A Manolo Martínez no le ha sentado muy bien que le cambien el peso por un jamón de cartón piedra (hay cosas que es mejor no comprar en los chinos porque cantan). Y es que no se puede entonar igual en un capítulo de Aída que en una película épica ambientada en las cruzadas. Veamos un fragmento del casting que le hicieron:
-A ver Manolo, di tu frase.
-Por el gran batracio verde.
-Ahora dilo como si estuvieras furioso.
-Por el gran batracio verde.
-Y ahora dilo con ganas de llorar
-Por el gran batracio verde.
-¡Perfecto! ¡contratado!
Que tiemblen Steven Seagal y Chuck Norris.

Morgano, un señor que hace de mago bueno, aparece de repente soltando un discursito a lo Braveheart, durante el cual pude escuchar a un señor algo confuso en la fila de atrás que le gruñía a su esposa: "¿Pero quién es el fulano ese?". Su escena final está siendo muy comentada por aquí, y aunque es cierto que da un poco de verguenza ajena, hay otros casos mucho más flagrantes. Por ejemplo cualquiera de los protagonistas.

Respecto a Crispín... que alguien le diga a Guti que haga el favor de no enchufar más a su sobrino. Por Dios, que alguien lo haga.

Y para el final, el Capitán Trueno. Que no puede ser que cojas a un pijo ye-ye y le cambies el polo de Burroberrys por una armadura y la Vespa por un caballo. No puede ser. No entraremos en que quizás no era el actor apropiado y todo eso. Pero... joder... si es que en la escena del río parece un anuncio de champú, por Dios.

Curiosamente, Ramón Langa, que es el que mejor vocaliza es el que menos habla. Quizá hubiera sido más útil como logopeda o enseñando a entonar al resto del cast. Y no es broma, es que es un espanto. Un millón más que El Laberinto del Fauno y mira lo que han hecho...