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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Daniel B:
9
Drama Iris, de 17 años, ha sido expulsada de la escuela y pasa los cálidos días y noches con sus dos mejores amigas, sus primas, en habitaciones estrechas, jugando con su teléfono móvil o en las calles vacías de la ciudad. Cuando Renata, fría y segura de sí misma, entra en escena, Iris queda fascinada, y no pasa mucho tiempo antes de que comiencen a coquetear. Pero en la zona, los rumores sobre el pasado de Renata son cada vez más fuertes.
6 de diciembre de 2020
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda película de la joven directora correntina Clarisa Navas es un potente retrato de la circulación del afecto, el deseo y la sexualidad en un grupo de jóvenes en un barrio marginal de Corrientes y una historia de amor y de amores, lejos del costumbrismo y de cualquier miserabilismo.

Iris (Sofía Cabrera)) vive en el barrio pobre de Las Mil Casas, en Corrientes (Argentina). Dejó la escuela y comparte el tiempo libre con sus primos gays Darío (Mauricio Vila) y Ale (Luis Molina) o recorre el laberíntico barrio practicando con su pelota de basquet. Pero irrumpirá en su vida Renata (Ana Carolina García) dando lugar a una particular historia de amor.

Por un lado, Las mil y una acompaña el coming age de Iris, fascinada con Renata, una suerte de desenvuelta femme fatal mayor que ella que está de vuelta en las Mil; ambas se irán acercando con el telón de fondo de ciertas habladurías. Pero también es sobre la estrecha amistad de Iris con sus primos y sobre cómo ambos hermanos viven su sexualidad gay de maneras muy diferentes, en un entorno donde las elecciones sexuales y sus campos de acción distan de estar tabicados y el celular

Los y las jóvenes de Las mil y una constituyen un mundo con adultos casi siempre fuera de campo. La cámara de Navas los acompaña con larguísimos planos secuencia, muchas veces en movimiento, otorgándoles a las escenas y los diálogos una enorme naturalidad (es de hacer notar también que a veces cuesta entender lo que dicen). En el plano sexual, prima una total franqueza, donde el recato o lo explícito son absolutamente coherentes con la psicología de los personajes y las situaciones. Ciertas escenas me remitían a La ciénaga, de Lucrecia Martel y no pude evitar relacionar el film en general (su melancolía, su relajación, su conexión con los personajes) con Who Are Who We Are, la serie de Luca Guadagnino (que se estrenó después) sobre otro grupo de jóvenes (mucho más acomodado, por cierto) en el mundo cerrado de una base militar.
Daniel B
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