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España España · Castellón de la Plana
Voto de mnemea:
5
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12 de marzo de 2011
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una temprana mañana de un fin de semana cualquiera llega una mujer ebria para aporrear la puerta de su ex novio con un grito de guerra (hijo de puta) y una pierna dispuesta a patalear su puerta.

Vivo en la puerta contigua, sé de lo que hablo, todo el mundo tiene momentos plenos y liberadores en su vida, y esta mujer los practica muy a menudo contra la puerta del susodicho vecino.

Si pensamos en los ideales de la protagonista de la película, esta señorita está reafirmando sus valores como persona y yendo un paso más allá de la igualdad, dando a conocer su valía y derechos como mujer. Pero claro, seamos sensatos, sus ideas no son válidas para cualquiera, no todos nos cortamos por un mismo patrón ni tenemos las mismas necesidades, está bien recordar que no es necesario ser una cara bonita que tiene la cena hecha a las siete, pero a mí me repatea el hígado la decisión de esta mujer que decide hacerse escuchar tras beber mucho y sacar un valor extra de madrugada, por lo que declaro que los gritos de defensa del machismo, feminismo e igualdad me parecen una mierda porque ahora mismo son meras palabras en las que se escudan todo tipo de actos que de otro modo pueden resultar indefendibles.

Si nos centramos en esto, incluso podemos obviar la actitud pasteloide e hipócrita de la que hace gala esta película, aunque esté basada en un lejano tiempo y lugar para nosotros. Lo que no puedo dejar de imaginar a tremenda muchacha poniéndose en dvd la película con una botella de whisky en la mano y llorando histérica mientras traga alcohol hasta que amanece y piensa:

"Yo también tengo derecho a hacerme escuchar, los hombres no nos merecen y nos valoran, este cabronazo que me dejó se va a enterar". Todo ello en voz alta, dirigiéndose al reflejo de su espejo o al peluche favorito de los que él le regaló.

Antes de coger el coche, enviará mensajes amenazantes a la mitad de sus contactos de móvil por no encontrar al susodicho entre tanto líquido elemento, para terminar en su puerta con insultos y sin ninguna intención de conseguir nada.

Y aunque imagine eso, el feminismo se me atraganta cuando oigo los gritos y miro el despertador, me acuerdo del señor que inventó esta historia y tantas otras parecidas y sólo me queda esperar que el macho alfa salga corriendo para despistarla y poder olvidarlos, hasta que ella se vuelva a sentir solo o hasta que vuelvan a emitir en televisión la película.

Bendita igualdad camuflada en falsas promesas.
mnemea
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