Haz click aquí para copiar la URL
Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Albacete
Voto de Pataliebre:
3
Romance. Comedia David Huxley (Cary Grant) es un paleontólogo tímido y despistado que está a punto de acabar la laboriosa reconstrucción del esqueleto de un brontosaurio, del que sólo le falta una clavícula intercostal. También está a punto de casarse con su anodina secretaria. En un partido de golf con el abogado de una solterona millonaria, potencial mecenas del museo para el que trabaja, Huxley conoce a Susan Vance (Katharine Hepburn), una joven ... [+]
23 de marzo de 2008
59 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que lástima que Cary Grant no hiciera al final de su carrera un biopic sobre su vida. “Hola soy Cary Grant, uno de los mayores timadores que ha habido en esto del cine, un vividor que se cachondea de todos vosotros y un enorme patán que siempre hacía el mismo papel, pero da igual, logré trabajar con gente como Hitchcock, Stanley Donen, Hawks, Mankiewicz, Cukor o Capra entre otros”.
Un imbécil perdido, el actor de moda que funcionaba para ganar pasta, pero en lo referido a aumentar la calidad de sus películas es lo mismo que si te meten chocolate con lacasitos en la lubina que has pedido en el restaurante de moda.

El bodrio en cuestión, es uno de esas basuras que tienen su valor por tener 70 años ya y por estar dirigido por un enorme director que realizó maravillas pero que aquí patinó más que un árbitro en un partido del Madrid. Por lo visto, todo es muy elegante, muy vistoso y muy gracioso. Y Cary Grant y Katharine Hepburn viven la historia de amor más romántica de la historia del cine. Es lo que sucede cuando se juntan dos paletos. Y si encima pones que al principio no se lleven bien ya tienes todo el pastel vendido. Dios los junta y ellos se unen como se suele decir. Todo sin olvidar las famosas muecas del paleto o el vestido roto por atrás de la Hepburn.

Y por lo visto durante la película, Cary Grant y Katharine Hepburn buscan un leopardo que se les pierde y viven muchas aventuras molonas, pero lo único que deseas es que no encuentren al leopardo, sino que aparezca Phil Leotardo por la espalda de ambos y les vuele su puta cabeza por pringados y por capullos. O que les meta los palos de golf a los borregos por donde ellos saben.

Seguro que a Carlos Boyero le gusta.
Pataliebre
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow