Se nota que Brandon Cronenberg es hijo de David, y que ha mamado desde niño la influencia de su exitoso padre.
Valiéndose del talentazo de Alexander Skarsgård y, sobre todo, Mia Goth (la actriz más importante que ha dado el terror en años; no se la pierdan en la inefable y brillante X), Cronenberg hijo compone una pesadilla que mezcla terror y ciencia - ficción en un ejercicio de estilo único. El aspecto visual de la película y su oscura fotografía son una maravilla, y demuestran que el canadiense sabe muy bien lo que hace detrás de la cámara. Escuela no le falta, desde luego.
Lo malo es que, detrás de ese estilo innegable, cuesta mucho seguir lo que se verdad está ocurriendo o qué mensaje quiere lanzar Cronenberg al espectador. O dicho de otro modo: Piscina infinita es más rara que un perro verde, con ritmo además bastante pausado, y así es difícil conectar. Algo, por cierto que suele ocurrir también en el cine de Cronenberg padre. Mucha provocación, mucho estilo, pero contenido complicado e inclasificable.
No es para todos los paladares, pero es meritoria en ciertos aspectos.

Lo mejor: Mia Goth, excelente, y el talento de Cronenberg en la dirección.
Lo peor: ¿Qué demonios está pasando o se nos quiere transmitir?