Paris, Texas se llevó la Palma de Oro en Cannes de su año.
No consigo comprender qué vio el jurado en ella aparte del nombre de Wim Wenders en los títulos de crédito (uno de esos realizadores cool a los que hay que adorar para ser alguien en la vida), porque es una de las películas más aburridas y pesadas que alguien se puede echar a la cara.
¿Saben lo que es casi dos horas y media de metraje en los que pasa... nada? Pues vean esta película y lo sabrán. Gran inicio desaprovechado con el protagonista medio deshidratado en el desierto y después dos horas y media de sopor absoluto en los que no pasa nada y en las que los personajes hablan (sin decir mucho, no crean) como si tuveran un caramelo en la boca y paladeando frases que supuestamente tienen que cambiar la vida de quien las escucha. En resumen, una muestra de pretenciosidad irritante.
Se lleva tres puntos porque los actores, todos ellos excelentes profesionales, hacen lo que pueden, que es mucho, porque la fotografía es espléndida, porque la música es buena y porque siempre fascina contemplar los paisajes desérticos de ese país de contrastes que es EEUU, pero lo cierto es que la película es un coñazo. Pero tal cual.

Lo mejor: La fotografía y la música.
Lo peor: Es aburrida. Muy aburrida. Sin cortapisas.