Sharknado. Tiburones y tornados. Enough said, como reza su slogan.
Sharknado es un triunfo, se mire por donde se mire. No desde luego por sus valores cinematográficos, pues no tiene ninguno (actores pésimos, guión sonrojante, historia absurda, efectos de cuatro perras), sino precisamente por hacer una bandera de esos defectos y lucirla con orgullo. La película es mala, es serie B pura y dura, y lo sabe. Lo sabe y presume de ello, resultando una auténtica gozada para quienes la vean sin prejuicios y con ánimo de pasar un rato descacharrante con una de las películas más divertidas (por ridículas) de todos los tiempos, seguramente. Y están Ian Ziering y Tara Reid, antaño mitos adolescentes. Mítico.
Seguro que viéndola con amigos y abundante alcohol mejora mucho. Grande.

Lo mejor: Su desvergüenza. Es lo que es y lo proclama con orgullo.
Lo peor: Que es lo que es.