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Voto de Sibila de Delfos:
10
Thriller. Acción. Drama Hace ocho años que Batman desapareció, dejando de ser un héroe para convertirse en un fugitivo. Al asumir la culpa por la muerte del fiscal del distrito Harvey Dent, el Caballero Oscuro decidió sacrificarlo todo por lo que consideraba, al igual que el Comisario Gordon, un bien mayor. La mentira funciona durante un tiempo, ya que la actividad criminal de la ciudad de Gotham se ve aplacada gracias a la dura Ley Dent. Pero todo cambia con ... [+]
23 de julio de 2012
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero, las obviedades.
¿Es “El Caballero Oscuro. La Leyenda renace” mejor que su predecesora? Probablemente no.
¿Es una obra maestra? Pues para quien esto firma, sí. Por muchas razones.

Efectivamente, Christopher Nolan, ese hombre capaz de hablarnos de sueños y magos sin despeinarse entre Batman y Batman, y que es, así mismo, un mago de los sueños cinematográficos (valga la redundancia y la paradoja), se había puesto el listón altísimo con El Caballero Oscuro. Preguntarse si lo ha superado o no con este final de su trilogía es algo difícil de contestar. Porque La Leyenda renace es una película distinta, muy distinta, de El Caballero Oscuro. Es mucho más compleja (más todavía), menos fácil, más oscura, más caótica. Probablemente por ello la reacción crítica y popular no está siendo tan unánime como en 2008 con la maravilla que convirtió a Heath Ledger en leyenda. Esta película necesitará de más tiempo para colocarse en el lugar que merece, que no es otro que el Olimpo no sólo de las películas de superhéroes, sino del cine moderno en general. Durante su primera hora, el guión de Nolan y su hermano Jonah desconcierta, sorprende. Casi hace preguntarse al espectador qué está viendo, porque nada es fácil, porque todo parece un rompecabezas extraño muy alejado de Batman Begins y ECO. Pero todo ello es parte del plan de los Nolan. Porque cuando las piezas empiezan a encajar, ese mismo guión que antes parecía jugar con el espectador se convierte en una pieza de ingeniería perfecta, en el que todo tiene su razón de ser. Cada diálogo, cada mirada, cada momento está perfectamente calculado para lograr una emoción. Y vaya si la logra.
Porque si algo sigue destacando de este Batman es la enorme emotividad que desprenden todas sus tramas, y son muchas. Desde la triste reflexión acerca de la culpa y la responsabilidad de los actos personales de cada individuo, al dolor físico y sobre todo interior, al amor y la pérdida del mismo… todo aquello de lo que nos habla Nolan nos resulta familiar y cercano, y además lo escuchamos sin que los personajes se suban al púlpito de la verdad en ningún momento. Nos creemos el discurso precisamente por la sencillez con la que está expuesto, porque sabemos que es así. Indudablemente, hay que destacar escenas como la de la revelación de Alfred a Bruce, o toda la secuencia final, que rozan la brillantez más absoluta precisamente por su capacidad para conmover más allá de los tiros y las explosiones.
Porque sí, este Batman sigue siendo pirotecnia, espectáculo y entretenimiento puros. Nolan filma la acción como si de una película de James Bond se tratara, y se empareja todavía más con los grandes maestros de hoy en día, como Spielberg, Scorsese, Peter Weir y su clarísimo mentor en la saga Michael Mann. La elegancia, el clasicismo y la pureza de su estilo es una bendición en un panorama tan monopolizado por cámaras nerviosas y autores impersonales. Pero The Dark Knight Rises sigue siendo más un thriller que una película de acción pura y dura, más un drama que un espectáculo veraniego sin más. Y es por ello que quizás los más conformes con la trilogía somos los que menos solemos disfrutar de otros superhéroes. Aquellos a quienes Spidermans y Vengadores varios no nos aportan más que sano entretenimiento (que es algo dignísimo, por cierto, y más si se hace con tanto acierto como en el filme de Joss Whedon).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sibila de Delfos
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