En esta película nos encontramos con todos los ingredientes necesarios para forjar un western como Dios manda: personajes creíbles y crudos, pausa en la narración, sobriedad en la puesta en escena, y sobre todo, tensión y acción cuando es necesario para mantener la atención del espectador constante.

Las interpretaciónes de Ethan Hawke y John Travolta me parecen sublimes y respetan y hace creíble ese duelo de hombres forzados a enfrentarse entre ellos, tan visto en muchas películas del género. La trama no ha inventado nada, ni tiene por qué hacerlo. Aunque se apoya en argumentos ya vistos para dar su propio punto de vista sobre este tema.

En definitiva, creo que es una gran película Western y se la recomiendo a todo aquel que adore este género ya que para los que no son fans de los "cowboys", esta película no va a encandilarles. Ellos se lo pierden.