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Argentina Argentina · Buenos AIRES
Voto de alex de large:
6
Drama. Romance Michel Poiccard (Jean-Paul Belmondo) es un ex-figurante de cine admirador de Bogart. Tras robar un coche en Marsella para ir a París, mata fortuitamente a un motorista de la policía. Sin remordimiento alguno por lo que acaba de hacer, prosigue el viaje. En París, tras robar dinero a una amiga, busca a Patricia (Jean Seberg), una joven burguesa americana, que aspira a ser escritora y vende el New York Herald Tribune por los Campos ... [+]
19 de septiembre de 2007
55 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos nosotros sabemos que la Nouvelle Vague, la nueva ola francesa, es el movimiento cinematográfico mas aceptado mundialmente desde el neorrealismo en adelante. La Novelle Vague nació para romper con todo lo pactado de antemano en una reaccion contra la forma de cine industrial debilitada por las formulas y los patriarcas. El joven Truffauth abrió el fuego desde la crítica en 1954, y junto a otros colegas de los Cahiers du Cinéma, embistieron contra un cine que consideraban hipócrita y obsoleto. Pocos años mas tarde, Chabrol filmó lo que fue la presentación oficial de la Novelle Vague, "El Bello Sergio" (1958). Al año siguiente el boom ya era indiscutido con "Los 400 golpes" de Truffauth y "Al final de la escapada" de Godard. La aclamación de la crítica desbordó los límites locales, y pronto la Nouvelle Vague se convirtió en un fenómeno de mercado: la cuestión es que, en los cuatro años que duro su auge, casi cien nuevos directores presentaron su primer largometraje. Como podrá sospecharse, se trataba de un conjunto llamativamente desparejo. Es que la tendencia, apoyada en el uso de equipos de técnica austera y costos reducidos, aceptando la improvisación y haciendo elogio de la desprolijidad, permitió una explosión que en poco tiempo se autodepuró. Sus máximos exponentes se ocupaban especialmente en demoler a sus adversarios estéticos (sin temer al exceso), y reconocerse como herederos de una tradición inexplorada. Entre sus connacionales, el selecto grupo compuesto por Renoir, Becker, Tati, Bresson o Melville era reinvidicado, mientras que en el cine clásico norteamericano se ubicaban los ideales tan admirados como irrepetibles. Como fenómeno cultural, la Nouvelle Vague duró cuatro temporadas, desde 1958 a 1962. Para ese entonces ya no era tan nueva, y mucho de sus percusores ensayaban caminos divergentes. Cuando vio luz el oportunismo de un Claude Lelouch en "Un hombre y un mujer" (1968) más que parasitar un movimiento vigente, ya estaba aprovechando una onda temprana de edulcorada nostalgia.
En los últimos años y, especialmente desde Francia parece haber tomado cierto auge una corriente revisionista que trata de cuestionar los abusos de la Nouvelle Vague contra sus percusores, a la vez de denunciar las concesiones que jalonaron las carreras de algunos de sus representantes más conspicuos. Pero si se la aprecia como lo que fue, esto es, un fenómeno cultural de expansión tan portentosa como inmediata - incluso con componentes extraestéticos - dificilmente cabe imaginar un impacto semejante desde el neorrealismo italiano hasta el presente.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
alex de large
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