Me parece increíble que en la página de Stalker, aquí en Filmaffinity, sólo encontremos la opinión (porque otra cosa no es) del crítico Carlos B., que se la despacha con una sola palabra: aburrida.
Es normal que se entre al trapo con esta palabra o similares. Yo lo entiendo. Comprendo que al 90% de las personas que vean Stalker hoy en día les pueda parecer un peñazo insufrible. Pero tampoco entiendo (o sí, lamentablemente) que no se pueda o no se quiera hacer el más mínimo esfuerzo por deslizarse a través de su metraje y disfrutar con lo que Tarkovsky nos ofrece.

Stalker fue la película que me abrió las puertas a lo que es el CINE con mayúsculas. Gracias al entusiasmo de mi profesor de cine, que nos encomió profundamente a dejar atrás nuestra simplista visión del Séptimo Arte. Antes de esta película, sólo había niñez y balbuceo, un chapoteo estúpido por en medio de títulos banales, que, en mis propias palabras ("eran la hostia"). Stalker me demostró que para hacer sentir no hacen faltan 30 planos por segundo, que un travelling vertical de dos minutos puede ser emocionante y revelador.

No soy ningún crítico especializado ni mucho menos, pero en cuanto entré en su juego, Stalker pudo ofrecerme una reflexión en cada diálogo, en cada plano y en cada secuencia. Y no me engaño a mi mismo, es lenta, incluso tediosa a ratos (desde luego, no es "Crank"). Pero eso no quiera decir que no sea perfectamente coherente consigo misma, ni que no genere un mundo inverosímil. Es probablemente una de las películas, ya metiéndonos en el campo visual, más plásticas y visuales que he visto. La conjunción de la dirección de Tarkovsky con el score creador por Edvard Artemiev es uno de los más sólidos que he tenido el gusto de contemplar y escuchar; de SENTIR en definitiva.

En fin, para acabar. No diré que sea "una maravilla" de película. Es "mi" maravilla, un tesoro secreto y bien escondido. La típica cosa que guardas para ti porque sabes que aunque lo creas especial, pocas personas serán capaces de entender por qué. Aunque no la vea a menudo, aunque pasen años hasta que la saque del armario, siempre quedará ahí la gratitud por lo que me ha regalado.