Yo compararía este film con la sensación que te invade cuando viajas por las llanuras de Castilla y ves esos pueblecitos donde parece que el tiempo no pasa, deseando llegar a Madrid para ver algo de movimiento.
Pues los Coen querían crear esa misma sensación en el espectador, la brutalidad de los asesinos que campan a sus anchas contrasta con la placidez de su embarazada perseguidora y la monotonía de sus habitantes, consiguiendo así plasmar el ambiente rural de la película.
A diferencia de otras películas de policías donde el investigador de turno se desvive noche y día por atrapar al asesino a un ritmo frenético de persecuciones callejeras y tiroteos al límite, en este film de ambiente rural todo transcurre a un ritmo desquiciadamente pausado, la perseguidora charla placidamente con su marido en la cama, los vecinos opinan del tiempo y mientras tanto los dos asesinos dejan un estremecedor reguero de sangre roja sobre la nieve blanca a su paso, genial.