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Voto de Chris Jiménez:
6
Aventuras. Ciencia ficción En el año 2013, los Estados Unidos son un lugar sin autopistas, leyes, ni esperanza en el futuro. Tras una guerra apocalíptica que casi ha destruido la civilización, los supervivientes intentan reagruparse en poblados, llevando una vida tranquila aunque muy primitiva. A este mundo atroz llega un enigmático personaje que viaja sin rumbo fijo y que tiene un don especial para interpretar a Shakespeare; pero posee algo mucho más importante: ... [+]
1 de febrero de 2018
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Para Kevin Reynolds, la hazaña y el consecuente fracaso total que supuso la post-apocalíptica aventura de acción "Waterworld" fue más que suficiente.
Para él, pero no para el sr. Costner, que poco después se lanzó en cuerpo y alma a dirigir, producir y protagonizar una nueva y mastodóntica producción.

Esta peripecia nos lleva a un 2.013 en el que el mundo ha sido completamente destruido por la guerra, transformado en un vasto páramo, inhóspito y hostil. No hay grandes ciudades, no hay tecnología, la civilización tal como la conocíamos no existe ahora, únicamente pequeñas poblaciones y aldeas cuyas gentes sobreviven como buenamente pueden a tiempos de catástrofe y reconstrucción. En esta tierra destruida deambula un hombre junto a su asno atravesando las grandes llanuras desiertas y yendo de pueblo en pueblo, ganándose un poco de comida a cambio de realizar representaciones "shakespearianas".
Por desgracia el destino ha hecho que se cruce en el camino del despótico Bethlehem, cabecilla de los Holnistas, un gran ejército que gobierna con puño de hierro el territorio y tiene sometido a todos sus habitantes; tras lograr huir del general y sus tropas el nómada se refugia en el coche de un mensajero y se cubre con sus ropas. Un inocente gesto que el hombre únicamente aprovecha para conseguir comida en el pueblo de Pineview, pero sin esperarlo insuflará esperanza a las gentes del lugar al hablar de un supuesto reestablecido congreso de los EE.UU.. Poco a poco, este "mensajero" marcará el comienzo de una nueva era, y no sólo para el país, sino para toda la civilización.

Lo dicho, el pobre Reynolds acabó hasta la coronilla de Kevin Costner cuando por última vez colaboraron en la fastuosa "Waterworld", sobre todo porque el ego del actor era demasiado grande y cargante como para llegar a un acuerdo con él; el que la película se estrellase en la taquilla fue la gota que colmó el vaso, así que imagínense el poco cuerpo que tenía Kevin Reynolds para más fantasías post-apocalípticas.
Sin embargo, poco después, Costner decidió abarcar otra historia de base distópico-futurista poniéndose tras las cámaras por segunda y penúltima vez (siete años después de "Bailando con Lobos") para "Mensajero del Futuro", con el guión de Eric Roth y Brian Helgeland basándose en la premiada novela homónima de David Brin, escrita a mediados de los '80. Dicha novela estaba formada por dos partes, y Costner se salta premeditadamente la segunda, donde Brin nos presentaba una ciudad a la que llega el protagonista dominada por una especie de Inteligencia Artificial dañada y en la que unos científicos trabajan; una sección sin duda mucho más enfocada a la ciencia-ficción de corte fantástico que el director prefirió omitir, haciendo del film un "western" futurista de tonos épicos, eso sí, respetando el mensaje de la obra original.

"Mensajero del Futuro" poco o nada tiene que ver con "Bailando con Lobos", el mayor logro de Costner como director, y la razón es que, aparte de ser terriblemente larga (que eso es lo de menos, la verdad), se revela demasiado sentimental, demasiado patriótica y lo más importante, demasiado pretenciosa: según el actor/director, el país está en ruinas y él va a levantarlo de nuevo; la esperanza, los sueños y el amor van a ayudar a reestablecer la tierra apocalíptica y destruida en la que se ha convertido EE.UU.. Oye, que la intención es preciosa, claro que sí, pero también utópica, porque a ver quien se lo cree, y más teniendo que combatir con un ejército armado despiadado.
Bien, lo que nos encontramos aquí son 2 horas y 54 minutos (todo seguido y sin pausas) que nos confirman las aspiraciones mesiánicas del sr. Costner, quien se creyó una mezcla de Cecil B. DeMille y Michael Cimino al intentar contener todo el megalómano mundo de la obra de David Brin en esta película, algo que desde el inicio ya era la crónica de una muerte anunciada, aunque el autor sin duda tenía fe en Costner. Pese a estar situada en un futuro distópico, tampoco tiene nada que ver con "Waterworld". Aquella era una copia de "Mad Max 3", sólo que en un mundo acuático en lugar de un desierto; la que nos ocupa se parece más a un clásico "western" de John Ford que otra cosa: hay malos muy malos y buenos muy buenos, y los buenos vencerán a los malos gracias a obrar conforme a un sistema de valores basado en la bondad, la dedicación, la humildad, la piedad, la fe y el amor por la patria (no sé ustedes, yo perdí la cuenta la de veces que dicen que creen en los EE.UU.).

A pesar de todas las trabas argumentales y sus intenciones, el film contiene grandes secuencias de acción y un despliegue de medios absolutamente brutal. Es más, como "western" propiamente dicho creo que es genial.
Kevin Costner está feliz de ser el Mensajero, si se le ve en la cara; disfruta siendo el protagonista más que una niña con zapatos nuevos, y aquí es el protagonista absoluto, un combinado de sus personajes de "Waterworld", "Robin Hood" y "Bailando con Lobos", pero esta vez el papel le va muy grande. De toda la retahíla de actores que hay en la película se salva Will Patton, que está que se sale como Bethlehem, un villano de esos que hace honor a su condición. Y para resaltar las raíces americanas del film qué mejor que contar con el artista Tom Petty como al chiflado alcalde de Bridge City.

La he visto dos veces en mi vida, en VHS a los 15 años, y la desilusión que me llevé fue de aúpa (yo esperaba otro "Mad Max", pero no), y ahora. Dos veces, y de principio a fin. Sí, sí, no me invento nada.
Ahora bien, no sé si habrá una tercera vez...
Chris Jiménez
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