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Voto de Chris Jiménez:
7
Comedia. Aventuras Basada en la novela homónima del escritor inglés Henry Fielding. Nunca se supo quién era su padre, así que Tom Jones (Albert Finney), creció adoptado por el generoso señor Allworthy, habiéndole tocado compartir afecto y contrariedades con el sobrino de éste, Blifil (David Warner) pues da la casualidad de que ambos se enamorarán de la misma muchacha: Sophie Western (Susannah York). quien prefiere a Tom, pero parece condenada a contraer ... [+]
27 de noviembre de 2017
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Nacido no de la fatal casualidad, sino de la libidinosa infidelidad, el pobre Thomas Jones llega a un mundo sin tener que haber llegado, donde se cata tanto lo bueno como malo, amontonándose tras las lindes de las campiñas de una Somerset en su era georgiana.
Empiezan así las tribulaciones de un alegre aventurero distinto a todos los demás...

Tan distinto que por ello Henry Fielding, el inefable orador de la sátira hiriente y la burla ingeniosa, logra un éxito sin precedentes, quedando su extensa novela cuyo título lleva el nombre de su héroe, entre las más representativas de su época. Como otra versión de su “quijotesco” Joseph Andrews, el autor y abogado simplemente prosiguió su visión de la sociedad británica de su tiempo, atacando (a pesar de sus orígenes aristocráticos) la corrupción y el cinismo de las clases nobles, pretendiéndose protegidas tras apariencias de gran virtud, la acentuación de lo paródico sobre lo dramático, su lucha personal e infatigable contra las ideas puritanas de Samuel Richardson y el delirante uso de la forma del lenguaje literario.
Más íntima en su forma de conectar con el lector, “Tom Jones” también se presentaba más audaz y desenfadada en su abordaje de temas como la hipocresía, la promiscuidad, la prostitución, la crítica social o el incesto; en cualquier caso su protagonista, aun con sus deslices pendencieros y pícaros, es un modelo de bondad y lealtad intachable. Por desgracia el joven Albert Finney no lo ve así cuando le ofrecen el papel, considerándolo un personaje pasivo y falto de carisma, pero las negociaciones resultaron bien para Tony Richardson en su empeño por trasladar el texto del nativo de Somerset junto a su colaborador John J. Osborne.

Se trata de un distanciamiento absoluto en lo respectivo a su propia carrera anterior. Cuesta creer que una de las voces más poderosas del realismo social británico y el “free cinema” en blanco y negro adaptara una sátira, sangrante, pero en la comedia al fin y al cabo; lo hará rechazando sus códigos, adoptando el color e incluso proponiendo con Jones el reverso de sus jóvenes contemporáneos, esa “generación furiosa” de los presentes años '50 y '60, a lo largo de que sería un rodaje lleno de accidentes, problemas con el equipo y actores y sobre todo el clima. El director renegaría más tarde del producto...
No atisba uno este sentimiento de contrariedad al ver el film, que se inicia alardeando de su estilo innovador e irreverente, en homenaje al cine mudo, presentándonos al pequeño Tom, supuesto hijo de una sirvienta pobre que será objeto de compasión por parte del hacendado Allworthy, para terminar a su cuidado. Es la mayor particularidad del trabajo de Richardson, un triunfo de la forma y la estética que no hace sino plasmar a través de la ingeniosa puesta en escena la visión única de Fielding, sobresaliendo la voz de un narrador muy implicado en los eventos que, como ocurría con su análogo en el libro, busca la total complicidad con el espectador.

Pero hay elementos y signos que hacen de nuestro héroe un singular personaje en tierra de nadie. Igual que los jóvenes furiosos que el director ha ayudado a reivindicar, Tom tiene la desgracia de criarse y crecer en un mundo de maldad, de villanos cínicos, de conspiradores pertenecientes a clases altas y burguesas que al final, a pesar de sus fingidas buenas costumbres, modales frívolos y elegantes vestimentas, se revelan tan miserables, ruines, celosos, groseros y lascivos como los sirvientes y pobres que pisan y de los que se aprovechan.
También, igual que ellos, el esfuerzo de Tom por llegar a un fin dichoso sólo termina en fracaso, aplastado por los que ostentan el poder y manipulan a los pocos bondadosos que aún quedan...pero éste no aparece con el ceño fruncido que exhibía el Colin Smith de “La Soledad del Corredor de Fondo”, sino con una amplia sonrisa y una dulce ingenuidad. No importa el ambiente donde le han criado, Tom es consciente de sus orígenes, prefiere ser humilde y no consumirse en la angustia, disfrutar de los placeres terrenales, prefiere ser un pícaro inocente que un amargo frustrado. Su hazaña se verá dividida en dos partes bien diferenciadas, desarrollándose una primera hora dentro de su residencia en Somerset.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Tal vez el predicamento es que no debemos ser tan nobles, tan bondadosos, tan leales, tan serviciales, porque el mundo que nos rodea es demasiado cruel y repugnante y eso no puede hacernos ningún bien. Pero al ser todo esto una sátira el joven Tom se puede permitir un final feliz, de puro vodevil.
Final feliz, tras el peor de los rodajes que soportaron Finney, Richardson, David Warner y otros, también tuvo la carrera fílmica de la película, cuyos productores presagiaban un desastre y boquiabiertos quedaron al anunciarse sus nada menos que diez nominaciones en los Oscar. Sí, puede que sea imperfecta, pero también virtuosa en toda su irreverencia. ¡Como el joven que orgulloso le da nombre!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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