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Voto de Chris Jiménez:
4
Acción Un ciego experto en artes marciales (Hauer) intenta rescatar a un antiguo camarada del ejército que ha sido secuestrado por una banda de gángsteres que lo obligan a fabricar drogas de diseño. Remake americano de la decimoséptima entrega de la saga Zatoichi, "Zatoichi chikemurikaido". (FILMAFFINITY)
10 de mayo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacia el final, el villano de la película le dice al prota con una chulería que pa' qué "¡es un anuncio con patas sobre la contratación de minusválidos!", y luego suelta esa risa de malo tan típica y forzada que queda fatal de narices.
Pues no, no se trata de un "anuncio con patas", sino de Nick Parker, un guerrero capaz de arrear tal somanta de palos a los que se atreven a ir contra él que cualquiera diría que es ciego.

A veces, en la filmografía de un director, se halla una película que no encaja demasiado entre sus demás obras. En la del australiano Phillip Noyce, cuyo talento ha quedado demostrado en films como "Calma Total", rodado en su tierra natal, y las dos mejores entregas de las aventuras de Jack Ryan, "Peligro Inminente" y "Juego de Patriotas", desentona bastante, y más mal que para bien, la película que nos ocupa, "Furia Ciega". Cuando el director se mudó con su familia a los EE.UU. fue contratado para este proyecto producido por el actor Tim Matheson y Daniel Grodnik, en lo que sería su debut en territorio americano (y anda que vaya debut...).
Matheson, seguidor de las peripecias del espadachín ciego Zatoichi, a quien daba vida el mítico Shintaro Katsu, se le ocurrió la tremendamente original idea de adaptar una de ellas, y esa fue "Zatoichi Challenged", 17.ª entrega de la longeva saga; el asunto se mantuvo en las nubes hasta que los productores llegaron a un acuerdo con TriStar para la distribución del film, mientras que Charles R. Carner adaptaba y modernizaba el guión de Ryozo Kasahara.

Ahora Zatoichi es Nick, un veterano de Vietnam que ha quedado ciego durante el combate, siendo rescatado posteriormente por una tribu donde le cuidarán además de enseñarle poco a poco a hacer uso de sus otros sentidos para poder defenderse; al final el otrora inválido se convertirá en un gran luchador, y su destreza con la espada, pese a no poseer el don de la vista, será impecable. Veinte años más tarde, Nick se encuentra en los EE.UU., una jungla llena de fieras aún más peligrosas que las de Vietnam, con la intención de reencontrarse con su viejo colega de armas Frank Deveraux, quien se ha reciclado en químico.
En lugar de eso se topa con unos asesinos que atacan al hijo de su amigo, Billy, y a su ex-mujer, Lynn. Nick deberá cumplir la promesa que le hizo a esta última: llevar a Billy sano y salvo hasta su padre...sin embargo, eso será más difícil de lo que parece, ya que Frank está secuestrado en Reno por unos gangsters sin escrúpulos que le usan para fabricar potentes drogas. A todas luces, será la misión perfecta para Nick, quien pondrá a prueba todas sus habilidades de guerrero para proteger al pequeño y rescatar a su amigo.

La muy libre adaptación que escribió Charles R. Carner (y encima sin quedar reconocida la autoría del texto original en los créditos...¡qué cara más dura!), es, simple y llanamente, una película de acción y comedia con todos los clichés posibles que dichos géneros presentaban en la década, como la amistosa unión entre el héroe y el niño, el malo malísimo que no sabe hacer nada, el forzudo matón que persigue sin descanso al prota, la despampanante chica florero (rubia, preferiblemente) que sirve de momentánea ayuda a los buenos, las peleas sin sentido en bares de mala muerte que empiezan porque sí, sin contar lo de la guerra de Vietnam y que el héroe tenga que ser un veterano tratando de regresar a casa, recursos explotados y exprimidos hasta la saciedad en los '80.
Y para rematar, por si no era suficiente, lo del duelo final entre Nick y el samurái japonés, que anda que no se ha visto veces ya. Todo esto, unido a unas secuencias de acción frenéticas, unos personajes estereotipadísimos y unas situaciones y diálogos que están entre tontos y muy tontos (lo de la anciana disparando con su revólver a los dos cenutrios esos me dejó K.O.), pese a alguna gota dramática espontánea, al servicio de una trama que se va desenvolviendo con mucha rapidez, convierten a "Furia Ciega" en un entretenido producto de evasión donde parecen juntarse estrafalariamente "Zatoichi", "Rambo", "Difícil de Matar", "Cocodrilo Dundee" y "No me Chilles, que No te Veo" en uno.

El bueno de Rutger Hauer, cuya carrera se debate entre hacer obras maestras y auténticas basuras (este hombre se apunta a un bombardeo...), se emplea a fondo poniéndose en la piel de su homólogo nipón sacando a relucir su lado más cómico y desenfadado, por muy melodramático que se ponga en ocasiones. No es que se pueda decir mucho más del resto; Randall Cobb en su línea, de Meg Foster (buf...la de "Están Vivos") sólo se salvan sus ojazos azules, al pequeño Brandon Call no hay quien le aguante y Lisa Blount estará muy buena, pero eso de interpretar como que no. Aceptables Terry O'Quinn y Noble Willingham, que tendría un papel similar en "El Último Boy Scout"; como curiosidad decir que aparece Nick Cassavettes, eso sí, en un papel de tonto para arriba.
Divertida, violenta, previsible y cargada de clichés, y eso que en sus primeros seis minutos parece ser una película seria (que desengaño). Parece mentira que sea de Phillip Noyce sabiendo que realizaría justo después "Juego de Patriotas", pero en fin, el hombre necesitaría dinero...y Rutger Hauer también.
Chris Jiménez
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