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Voto de 12345:
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9.388
Romance. Comedia
Wilson tiene 29 años y ha llegado a Los Ángeles con la intención de olvidar sus desgracias: ha roto con su novia, su coche lo dejó tirado en Arizona y, además, le robaron el ordenador con varios guiones en los que estaba trabajando. Sin planes de ninguna clase, se encuentra con Jacob, su mejor amigo, que le recomienda publicar un anuncio personal en la sección de contactos de Craig’s List: “Misántropo desearía conocer a misántropa”. Así ... [+]
15 de diciembre de 2010
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A quienes pasamos largamente de los 30 y hemos padecido ya algún que otro trance amoroso nos resultará complicado ver otra feliz comedia romántica sin que nos resulte superficial, incluso frívola, después de haber asistido al desastre de Buscando un beso a medianoche.
La atmósfera patética y poética de un Los Angeles distante, solitario, de esos zapatos usados, tirados por la calle, de matrimonios indeseados, de una madre borracha que se pone tetas, del edificio de la Bolsa abandonado y lleno de basura, del delicado teatro desierto; la aridez del paisaje y del paisanaje se compensa por la tierna amistad que se profesan los dos amigos, y poco después con la conexión mágica que se produce entre el chico y la chica, que conmueve aún más en un escenario así, algo gastado, como en el que ellos se mueven. Parece que algo nuevo vaya a nacer, al fin.
He leido algo de que es indie, no lo sé. Me parece una genial, delicadísima película. Solamente la amistad sale indemne de su ataque desmitificador.
La atmósfera patética y poética de un Los Angeles distante, solitario, de esos zapatos usados, tirados por la calle, de matrimonios indeseados, de una madre borracha que se pone tetas, del edificio de la Bolsa abandonado y lleno de basura, del delicado teatro desierto; la aridez del paisaje y del paisanaje se compensa por la tierna amistad que se profesan los dos amigos, y poco después con la conexión mágica que se produce entre el chico y la chica, que conmueve aún más en un escenario así, algo gastado, como en el que ellos se mueven. Parece que algo nuevo vaya a nacer, al fin.
He leido algo de que es indie, no lo sé. Me parece una genial, delicadísima película. Solamente la amistad sale indemne de su ataque desmitificador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El desarrollo de esta encantadora cita a ciegas es fiel a los clichés del género: encuentro tímido entre dos seres algo perdidos, compenetración instantánea, conversaciones chispeantes, miradas furtivas, gestos de arrobo de ella, que entra al lado de él en un reconfortante estado de calma, un cómico desencuentro a mitad de cita, cierta encantadora torpeza del muchacho, manos cándidamente entrelazados mientras pasean, confesiones, besos, abrazos, sexo casto... Produce amor ese inminente enamoramiento de los dos, que tanto lo necesitan, que tanto necesitamos, además, en Nochevieja o en cualquier otra noche.
Cuanto más conmovedor nos resulta el encuentro de los dos, las horas que pasan juntos hasta la noche, cuantas más veces nos hemos caido de ese mismo guindo en nuestras propias vidas, más desgarradora se nos hace su separación final. Cuesta digerir el final: que todo haya sido un espejismo, algo así como un entretenimiento, ese carácter ilusorio, ficticio del amor. ¿Es posible que esos dos seres predestinados se separen así, por las bravas, por un inoportuno embarazo y por un mensaje en el contestador?, ¿Es verosímil una separación tan cruel? ¿Y no parece aun más cruel el rápido olvido, la esperanza que inunda al protagonista a la mañana siguiente, cantando alegre con sus amigos, como si nada, que otro viento ha empezado a soplar?
El ciclo que recorre la relación abarca más de un año, naturalmente, aunque la acción de la película transcurra en menos de un día (en Nochevieja, muy representativamente).
Esta naturaleza paradójica del amor, tan trascendente como efímero a un tiempo, es el gran equívoco del género romántico que la película desvela, y rompe. Es ya imposible confiar en esas (otras) comedias románticas en las que el amor de los protagonistas se sucede incorruptible hasta la vejez y aun podemos creer más allá de la muerte.
La ilusión necesaria de los dos protagonistas se quiebra ante el fardo insoportable del pasado, bajo el peso de esa conciencia paralizadora.
¿O es quizás que el amor es un fenómeno proyectivo, que nos enamoramos en la medida en que proyectamos en el otro determinadas perfecciones, adornándola con ellas, engañándonos dulcemente hasta el día (fatal) en que descubrimos que todo lo que veíamos en el otro no era sino un producto de nuestra imaginación, un fantasma? ¿Será que las revelaciones que se hacen, lo que van conociendo del otro, va apagando esa ilusión, ese engaño necesario para seguir adelante?
Otro elemento desmitificador que me ha gustado de la película es el de la imposible comunicación y el entendimiento con los otros; el relato claramente irreal que nos hacemos de la vida de quienes nos rodean, incluso de los más cercanos. El está convencido que su amigo tiene una relación fantástica con su preciosa novia asiática, del mismo modo que el amigo termina pensando que él ha tenido una tarde-noche loca de ligue con la tal Vivien, como si nada.
Cuanto más conmovedor nos resulta el encuentro de los dos, las horas que pasan juntos hasta la noche, cuantas más veces nos hemos caido de ese mismo guindo en nuestras propias vidas, más desgarradora se nos hace su separación final. Cuesta digerir el final: que todo haya sido un espejismo, algo así como un entretenimiento, ese carácter ilusorio, ficticio del amor. ¿Es posible que esos dos seres predestinados se separen así, por las bravas, por un inoportuno embarazo y por un mensaje en el contestador?, ¿Es verosímil una separación tan cruel? ¿Y no parece aun más cruel el rápido olvido, la esperanza que inunda al protagonista a la mañana siguiente, cantando alegre con sus amigos, como si nada, que otro viento ha empezado a soplar?
El ciclo que recorre la relación abarca más de un año, naturalmente, aunque la acción de la película transcurra en menos de un día (en Nochevieja, muy representativamente).
Esta naturaleza paradójica del amor, tan trascendente como efímero a un tiempo, es el gran equívoco del género romántico que la película desvela, y rompe. Es ya imposible confiar en esas (otras) comedias románticas en las que el amor de los protagonistas se sucede incorruptible hasta la vejez y aun podemos creer más allá de la muerte.
La ilusión necesaria de los dos protagonistas se quiebra ante el fardo insoportable del pasado, bajo el peso de esa conciencia paralizadora.
¿O es quizás que el amor es un fenómeno proyectivo, que nos enamoramos en la medida en que proyectamos en el otro determinadas perfecciones, adornándola con ellas, engañándonos dulcemente hasta el día (fatal) en que descubrimos que todo lo que veíamos en el otro no era sino un producto de nuestra imaginación, un fantasma? ¿Será que las revelaciones que se hacen, lo que van conociendo del otro, va apagando esa ilusión, ese engaño necesario para seguir adelante?
Otro elemento desmitificador que me ha gustado de la película es el de la imposible comunicación y el entendimiento con los otros; el relato claramente irreal que nos hacemos de la vida de quienes nos rodean, incluso de los más cercanos. El está convencido que su amigo tiene una relación fantástica con su preciosa novia asiática, del mismo modo que el amigo termina pensando que él ha tenido una tarde-noche loca de ligue con la tal Vivien, como si nada.