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Voto de Jonesy :
8
8,1
121.472
Drama
Para sobrellevar el insomnio crónico que sufre desde su regreso de Vietnam, Travis Bickle (Robert De Niro) trabaja como taxista nocturno en Nueva York. Es un hombre insociable que apenas tiene contacto con los demás, se pasa los días en el cine y vive prendado de Betsy (Cybill Shepherd), una atractiva rubia que trabaja como voluntaria en una campaña política. Pero lo que realmente obsesiona a Travis es comprobar cómo la violencia, la ... [+]
22 de septiembre de 2007
24 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según Scorsese la línea que separa la locura de la razón es tan simple y delgada como la simple interpretación y desarrollo de un acontecimiento concreto. Al menos junto con Paul Schrader, guionista de la película es una constante que se deduce a juzgar por su exposición. Y la verdad es que “Taxi Driver”, no sólo es una película diferente, sino una referencia del género que otorga un punto de vista nuevo al concepto que se puede tener de un psicópata. Porque no olvidemos que Travis Bickle es un psicópata, un individuo solitario, totalmente desconectado del mundo real y que se mueve o actúa sin criterio alguno, movido por los impulsos que afectan a su ansiedad por lograr una vida normal, en lo que entiende es un mundo contaminado y dominado por la corrupción. De tal manera podemos ver a un ser humano desde muchos ángulos diferentes, porque Travis no se limita a mostrar una faceta concreta sino que reacciona ante su entorno que termina por establecer su actitud en un momento dado. Es en ese punto donde la película es genial, la ambigüedad popular y la noche vista a través de los ojos de Travis mientras conduce el Taxi, así como los pasajeros que recoge, hace que nos replanteemos quién está más loco si el mundo o el pobre e inadaptado Travis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Su fijación por una prostituta menor de edad a la que desea ayudar, así como el acoso al que somete a una mujer (Cybill Shepherd) que recauda fondos para la campaña de un político, son dos comportamientos antagónicos en los que vemos lo mejor y lo peor de su personalidad. Lo mejor, es siempre su intención, se ve a sí mismo como un salvador que puede terminar con la vida que lleva la joven prostituta interpretada por Jodie Foster, lo peor es ese mundo ficticio en el que vive que convierte sus impulsos en arma de doble filo, por una parte su falta de sentido común le consigue una cita con la mujer debido a su descaro y falta de recursos sociales, lo que despierta un interés en la mujer, por otro no duda en llevarla a un cine pornográfico en la cita, el rechazo que sufre posteriormente hará que canalice su venganza hacia la figura del político al que la chica apoya. Rápidamente la confusión se apodera de él hasta el punto de conjugar varios actos diferentes que representan el trance final de su vida, un frustrado atentado contra un hombre que nada le ha hecho y el ajusticiamiento del proxeneta que retiene a la joven prostituta y que él interpreta como un acontecimiento general, cree que salvando a la joven las cosas cambiaran en el amplio sentido. La locura final desprende un aire conciliador con sus actuaciones, cuando se ve perdido, deseando acabar con todo, la matanza del proxeneta (excelente Harvey Keitel) le convierte en un héroe ante la inevitable sonrisa del espectador, perplejo ante el desarrollo. Los padres de la joven prostituta le escriben agradeciéndole que les haya devuelto a su pequeña y descarriada adolescente “Lolita”, la mujer cree haberse equivocado con Travis y parece perseguir una segunda oportunidad, con la cómplice sonrisa final de Travis que sólo el espectador podrá juzgar e interpretar. La vida es una locura o la locura es la vida, profunda reflexión para una obra maestra genial.