Cine totalmente prescindible, casi que parece una parodia de películas exitosas, una trama con mucho más pena que gloria, un guión flojo que no va para ningún lado, que nos muestra a un Roger Moore en un papel de comandante a cargo de un campo de concentración nazi mucho más parecido a un director de un campamento de verano de colegiales que otra cosa, la película no llega ni a comedia, ni a drama, es decir se queda en nada, ni siquiera en el aspecto de vestuario se tuvo cuidado, ejemplo Elliott Gould con una gorra de los Yanquis de Nueva York modelo de los setentas, para colmo el filme termina con una especie de fiesta que nadie sabe de que se trata, tal vez para que el público que aún se mantenía en la sala empezara a alegrarse que al fin su suplicio se estaba terminando. La única reflexión que le queda al espectador es saber cual fue la motivación para que artistas de la talla de Moore, Telly Savalas, David Niven, Claudia Cardinale, William Holden y hasta la misma Stefanie Powers, los hizo participar en este disparate.