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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Musical. Romance Un compositor ruso que vive en París recibe el encargo de una productora norteamericana para que ponga música a una de sus películas. Remake en versión musical del clásico "Ninotchka". (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2016
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En sus últimos años, no le fue muy bien al director, Rouben Mamoulian, en la industria hollywoodense. Tras la escasa rentabilidad que produjeron sus excelentes películas, “Blood and Sand” (que, hasta ahora, comienza a ser reivindicada) y “Rings on her Fingers” (que sigue siendo ignorada porque los críticos estadounidenses todavía se niegan a creer que la comedia pueda ser un arte. ¿Será porque suele dar en el blanco?), se produjo un silencio colectivo ante su valioso nombre.

Después de aquel último filme, tardó cinco años, Mamoulian, en ser llamado para otra película… y entonces tuvo que dedicarse a su antiguo oficio de montar obras de teatro en Broadway (“Oklahoma”, “Carrusel”…), hasta que, ¡por fin!, la MGM le solicitó para que hiciera el remake de, “Ah, Wilderness!”, que él titularía, “Summer Holiday”. Fue, éste, un atractivo musical que obtuvo un modesto resultado en las taquillas, pero, no obstante, Louis B. Mayer volvió a llamarle para que hiciera un remake más. Esta vez el de, “Ninotchka”, el cual sería para el director, su última película.

La idea era hacer un atractivo musical (en los últimos estertores de éste, tan amado como vituperado, género), tomando como punto de partida el guion de la película original y combinándolo con el musical que, con canciones de Cole Porter, habían montado, Kaufman, McGrath y Burrows. Como director de ideas bastante claras, a Mamoulian, como a otros directores, tampoco le agradaba el formato Cinemascope para lo que él pretendía hacer… pero, de nuevo, tuvo que acomodarse a los caprichos del dictador Mayer, haciendo lo que mejor pudo con lo que le dieron.

No había mucho de dónde agarrarse para hacer un filme lo bastante original, así es que, nuestro apreciado director, siguió más o menos las ideas y la estructura del filme de, Ernst Lubitsch; rodó los bailes de Fred Astaire (con coreografías de, Hermes Pan, habitual coreógrafo del celebrado actor y bailarín); enmarcó lo mejor que pudo los bailes que, luego, realiza Astaire con la inigualable, Cyd Charisse (quien en la vida real se formó con el ballet ruso); y para imponer un poco de su sentir frente al mundo, equilibró la supuesta necedad e ignorancia que los gringos siempre han pretendido atribuirle a los rusos para desacreditar su sistema, y cuando la nueva Ninotchka dice algo incorrecto (como atribuirle la obra, “El Mercader de Venecia” a Maxim Gorki), enseguida lo empata –y hasta supera- con la caricatura de mujer estadounidense que recrea Janis Page, muy al estilo de la Lina Lamont de, “Singin’ in the rain”.

Si se aprecia objetivamente y con suficiente agudeza, los diálogos y las situaciones que se presentan en el filme, aceptaremos también la imparcialidad de, Mamoulian, al recrear a la gente del común y a las llamadas fuerzas del Estado, de una y otra nación… y lo fácil que se puede caer en las tentaciones, queda bien claro que es un mal que se presenta en todo el globo terráqueo, porque, honestamente, ¿Quién no desea el placer y la frugalidad que les ofrece, Steve Canfield, a los tres agentes rusos? ¿O quién podría resistir a semejante “rusa” como la que recrea, Cyd Charisse?

Con frecuencia me acuerdo de mi muy apreciado, Friedrich Nietzsche: Esto es Humano, demasiado humano, y también está, Más allá del bien y del mal.

Título para Latinoamérica: <<MEDIAS DE SEDA>>
Luis Guillermo Cardona
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