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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Bélico El capitán Nolan, procedente de la India, se incorpora al regimiento de Lord Cardigan. Considerado un oficial de inferior categoría por sus compañeros, Nolan mantendrá continuos enfrentamientos con Lord Cardigan a causa de su despótica actitud. En la guerra de Crimea (1854-1856), en pleno asedio de Sebastopol, tendrá lugar una terrible batalla. (FILMAFFINITY)
30 de abril de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me ocurre imaginar el posible diálogo que pudo tener el director Tony Richardson, con algún representante del gobierno inglés en aras de conseguir autorización para hacer “LA ÚLTIMA CARGA”, sin tropiezos con la censura:
-Sí –comenta Richardson-, se trata de contar en versión menos romántica y ficticia, la famosa Batalla de Balaclava durante la Guerra de Crimea.
-¿Cuándo habla de una versión menos romántica y ficticia -pregunta el representante mirándolo fijamente a los ojos-, se refiere usted a la de nuestro gobierno, a la que reposa en nuestros anales de historia?
-¡No, claro que no! -Exclama el director aclarando la garganta-. Me refiero a la que hizo en Hollywood el director Michael Curtiz… ¿Imagino que la habrá visto usted?
-¡Oh, sí, claro que sí! –Miente el representante- ¿Y entonces, lo que usted quiere es contar la verdad de aquella deplorable batalla en la que los rusos aplastaron a la mejor caballería que saliera de las costas de Inglaterra?
-Sí, así es… -Richardson se queda pensando en lo que acaba de decir y temiendo haber sido improcedente añade-, pero lo que no le he dicho, señor representante, es que vamos a mostrar a este regimiento como el más torpe e incompetente que haya tenido el Reino Unido, y a sus comandantes como unos líderes desobedientes y prepotentes, razones por las cuales los rusos los vencieron.
-O sea –aguza su mirada el representante de Su Majestad- que lo que usted quiere es desacreditar a nuestro insigne ejército.
Richardson aclara de nuevo su garganta y por fin dice:
-¡No, no, desde luego que no, señor! Lo que quiero dejar plasmado es que, si los rusos nos ganaron, no fue enfrentándose contra el mejor de nuestros regimientos, sino contra el más débil e irresponsable. ¿Se da cuenta? Así su triunfo perderá peso e Inglaterra queda bien justificada.
El representante se queda pensando. Da algunos pasos de ida y vuelta por la estancia, se detiene ante Tony Richardson y acariciándose la barbilla murmura:
-Me gusta su idea… ¡Sí –exclama luego-, me gusta la idea!... ¿Y actuará en la película su esposa Vanessa? –Pregunta a punto de retirarse.
-Sí, señor –Responde el director con inevitable turbación.
-Bueno, es una izquierdista, pero ni modo, ¡es una gran actriz!
Richardson desciende las escalinatas de palacio con una sonrisa de oreja a oreja y su esposa lo recibe con un fuerte abrazo.
-¡Lo logramos! –Exclama, y enseguida añade- Pero será entre líneas que tenga que soltar la más plena verdad. Confío en que los espectadores sean lo suficientemente agudos para captarla.

Ahora que, por fin, hemos podido ver esta magnífica película… ¡Que agudeza y mordacidad en los diálogos! ¡Que exquisita composición de imágenes! ¡Que pictórica batalla! ¡Que soberbias actuaciones de Trevor Howard y Harry Andrews! ¡Que impecable Vanessa Redgrave! ¡Que deliciosas animaciones de Richard Williams!... Y en definitiva, ¡que estupenda película la que nos ha dado Tony Richardson!

¡Cómo no enamorarse del arte cinematográfico!

Título para Latinoamérica: LA CARGA DE LA BRIGADA LIGERA
Luis Guillermo Cardona
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